Haz arquitectura inicia su actividad profesional en Barcelona en 1996. Lo forman un equipo interno de profesionales de la arquitectura y una serie de colaboradores externos que trabajan conjuntamente en el desarrollo de los proyectos. La excelencia y la sostenibilidad medioambiental son sus mayores compromisos. A lo largo de estos años de actividad han realizado edificios residenciales, hoteleros, sanitarios, docentes, administrativos, deportivos y culturales.

«Ahora estamos más claramente comprometidos con el medioambiente y la responsabilidad profesional»

 

¿Por qué quisisteis ser arquitectos?
Manuel: En mi caso es algo que no fui consciente que lo estaba escogiendo. De pequeño dibujaba cosas para saber cómo funcionaban y luego las guardaba en una carpeta azul con gomas en la que rotulé “Planos”.
Carol: Yo tuve claro que quería serlo, quizás también por el hecho de que mi padre nos influyó con su formación en Bellas Artes desde pequeños.

¿Qué os influyó más de vuestro trabajo previo en otros despachos?
Manuel: Yo empecé en el despacho de cálculo de estructuras de Brufau, Obiol y Moya, quizás empujado por mi curiosidad en el funcionamiento de la construcción de los edificios y de su estructura. Eso, seguramente, marcó en parte la manera de plantear los proyectos desde una lógica constructiva.
Carol: En mi caso, empecé en HAZ arquitectura, luego trabajé unos años en el despacho de Joan Rodón, llevando sobretodo temas de Patrimonio arquitectónico y luego regresé a HAZ donde consolidé mi carrera profesional.

En 1996 abrís estudio propio en Barcelona. ¿En qué habéis cambiado en estos años de actividad?
Manuel: En la manera de plantear los proyectos, seguro. Ahora estamos más claramente comprometidos con el medioambiente y la responsabilidad profesional. Nuestros colaboradores habituales nos acompañan desde hace años en una cuidada selección y complicidad trabajada en el tiempo. La docencia en la universidad también nos ha ido modificando la manera de trabajar, más sensible en la comunicación de nuestras ideas, en estar continuamente abiertos a nuevas tecnologías y en detectar el talento.

¿Qué valores arquitectónicos son comunes en vuestros trabajos de diferentes tipologías, escalas y fechas?
Manuel: Creo que siempre hemos sido rigurosos y coherentes con nuestra formación profesional. Hemos planteado en cada proyecto nuevos retos que podemos alcanzar, usando lo aprendido hasta el momento. Con ello, acabamos aprendiendo nuevas cosas. Planteamos cada proyecto como una oportunidad para investigar las cosas que nos interesan o que interesan a la sociedad.
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Centro de Vida Comunitaria de Trinitat Vella, Sant Andreu (Barcelona). Fotos: José Hevia

¿Qué sensaciones os gustaría que experimenten los usuarios de vuestros proyectos?
Carol: Nos gustaría que estuviesen a gusto, como en casa. Nos gusta el tacto de los materiales, que la gente entre y toque una pared o una ventana, dice mucho sobre esto. O que busquen un rincón agradable para leer o tomar un café. A nivel urbano, que generen espacios de relación con la calle con cierta dimensión, apropiables y ambiguos.

Habéis desarrollado una gran diversidad de equipamientos. ¿Cómo se consigue que estos espacios devuelven algo a la sociedad?
Carol: Tomamos un tiempo largo estudiando el contexto social e histórico del sitio. La reivindicación vecinal, o el sentido político de la inserción del edificio en aquel lugar.

Uno de vuestros últimos trabajos ha sido el casal Porta Trinitat. ¿Qué objetivos os marcasteis en este trabajo y por qué ha sido importante apostar por la madera?
Carol: El objetivo principal era hacer un edificio de consumo energético nulo. Intuimos que usar la madera, nos permitiría llegar a ese objetivo. Además, quisimos hacer un edificio de madera, que se viese que es de madera. Hemos salido de una zona de confort en el uso de los materiales y los métodos constructivos a los que estábamos acostumbrados. Esto nos ha permitido reducir las emisiones de CO2 en fase de construcción de una manera drástica.
En vuestra obra encontramos una importante intervención en la ciudad construida para dotar de nuevos usos y una segunda vida a muchos de sus edificios. Por ejemplo, con la transformación de la Antigua Corbatera Española en el Hotel Omnium.

¿Cómo os planteáis los proyectos de rehabilitación del patrimonio?
Manuel: De hecho, consideramos que todo lo construido es Patrimonio, esté reconocido o no de forma oficial. En el análisis atento del contexto construido, están las claves del nuevo proyecto, ritmo, materialidad, lógica constructiva…sólo es necesario desencriptarlo para poder dar una respuesta arquitectónica.

¿En qué proyectos estáis inmersos actualmente?
Carol: Tenemos un bloque de 60 viviendas en fase de construcción en Glorias, Barcelona para IMHAB, un par de viviendas unifamiliares, en Castelldefels y en Begur. Estamos desarrollando el proyecto de complejo deportivo en Vila-Seca, algunos proyectos de reforma en centros escolares y alguna reforma de edificios plurifamiliares. Y concursando como siempre en varios frentes.

¿Hacia dónde debería apostar una ciudad como Barcelona para su transformación?
Manuel: Claramente hacia un impacto muy bajo. Construir es ya de por sí algo en contra del medioambiente. Se trata de revertir, tanto como sea posible, los efectos que produce la actividad humana y la construcción. Restituir el ciclo del agua en la naturaleza, permeabilizando suelos y realimentado freáticos y acuíferos. Combatir el efecto de aumento de temperatura, usando materiales absorbentes y generando sombras vegetales. Usar materiales locales y con poco gasto energético de elaboración. Y tratar de no sobredimensionar el uso de la climatización en los edificios, usando energía geotérmica y renovables.

Hotel Omnium (Barcelona). Foto: José Hevia

Reforma Iglesia Escola Pia Balmes (Barcelona). Foto: José Hevia

Estadio Nacional Fútbol Andorra. Foto: José Hevia

60 viviendas en fase de construcción en Glòries, Barcelona para IMHAB