Ivan Bercedo y Jorge Mestre son arquitectos, fotógrafos y editores. En 1998 fundan el despacho MIZIEN, con sede en Barcelona. Su actividad incluye tanto obras específicas de arquitectura, urbanismo y expositivas, como la realización de reportajes fotográficos y artículos en trabajos pluridisciplinares.
De entre sus proyectos arquitectónicos destaca la recién finalizada sede de GAES en Barcelona, así como los parques de bomberos de Berga y Amer, las sedes policiales de Sant Adrià del Besós y Palau-Solità i Plegamans, el Museo de la Historia de la Inmigración de Catalunya, las escuelas de Sant Pere de Riudebitlles y Cornellà de Llobregat y diferentes viviendas en Alella y Sitges, entre otros proyectos. Han dirigido la revista Quaderns de 1999 hasta 2004.
«Buscamos soluciones propias, específicas, individualizadas, para cada situación, no repetibles»
¿Qué os llevó a querer dedicaros a la arquitectura?
De la arquitectura, nos atrajo el hecho que abarca una gran amplitud de intereses. Relaciona la técnica con las cuestiones sociales, te obliga a conocer la ciudad y el paisaje e implica una forma de trabajo colaborativo.
¿De vuestra etapa como estudiantes que os marcó más a la hora de ejercer luego como arquitectos?
En la Universidad el principal objetivo es probablemente fomentar las ganas futuras de seguir aprendiendo e investigando. En nuestro caso, hemos seguido haciéndolo tanto en el ejercicio profesional como desde la edición y la crítica, o la fotografía. El carácter multidisciplinar que en cierta medida se da en el entorno universitario lo consideramos importante de mantener y profundizar, con vistas a que el ejercicio de nuestra profesión no se aísle del entorno social, intelectual, artístico y de pensamiento.
Reforma y ampliación del Parque de Bomberos de Amer (Girona) | Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea (Málaga) | Policia local y juzgado de Palau-Solità i Plegamans (Barcelona) |
Habéis desarrollado desde escuelas, a oficinas, museos, viviendas, sedes de policía e incluso parques de bomberos. ¿Qué constantes arquitectónicas transmitís a vuestros proyectos tan diferentes?
Cada caso requiere un planteamiento diferente, específico. Defendemos abiertamente la especificidad de cada proyecto: la especificidad, en definitiva, de la arquitectura, como profilaxis frente a la condición de asepsia aterritorial o ageográfica que tan presente es en muchas arquitecturas contemporáneas. Ese interés por encontrar soluciones propias, específicas, individualizadas, para cada situación, no repetibles, es quizás lo que nos define como estudio. No hablamos de una singularidad sobrevenida, el estilo impostado del arquitecto o la moda del momento, sino más bien de lo contrario. Tenemos la convicción de que la singularidad debe provenir del contexto en que tiene lugar el proyecto, de nuestra lectura de la complejidad y riqueza o necesidades de ese contexto, tanto físico, el paisaje o el entorno urbano, como social, incluyendo los aspectos vivenciales y de uso de los espacios y, obviamente, el marco económico de la obra.
¿Qué os gustaría que los usuarios experimentaran al habitar o usar vuestros edificios y espacios?
La experiencia de cada espacio es siempre diferente. No creemos que pueda hablarse de una única experiencia compartida para todos los usuarios y para todos los proyectos. Una sede corporativa comunica algo diferente a una escuela o a un parque de bomberos. Aunque, en nuestro caso, existe siempre una preocupación por la claridad, la franqueza de formas y materiales, la objetividad constructiva y económica y por la mejora de la eficiencia energética que, además de existir en el proyecto, pensamos que es importante que sean también comunicadas a través del espacio y su uso. Intentamos, por otro lado, evitar el amaneramiento que provoca siempre una «presencia excesiva del autor».
«Existe siempre una preocupación por la claridad, la franqueza de formas y materiales, la objetividad constructiva y económica y la mejora de la eficiencia energética»
Uno de vuestros últimos proyectos es la nueva sede de GAES en Barcelona. ¿En qué ha consistido este trabajo?
Gaes llevaba varias décadas en el Poblenou, un antiguo barrio industrial de Barcelona, ocupando unos viejos almacenes. La expansión de la empresa y la sofisticación tecnológica de los audífonos se ha producido a le vez que la transformación del barrio en el distrito 22@, según un nuevo modelo de ciudad productiva basada en el conocimiento. Nuestro proyecto trata de trasladar a la arquitectura ese compromiso con la innovación y la precisión técnica, de la empresa y de la ciudad, desarrollando especialmente criterios de sostenibilidad y de eficiencia energética. La fachada, por ejemplo, es una piel viva de lamas móviles de protección solar controladas domóticamente mediante un sistema asociado a una central climatológica. Su funcionamiento es análogo al del clip solar de las gafas que protege del sol de una forma dinámica. Las lamas se abren o cierran automáticamente en función de los datos climatológicos, especialmente de la posición del sol, pero permiten también un control manual por parte del usuario. Es un recurso extraordinariamente efectivo dada la orientación a asoleo de tarde de la fachada principal, que permite tener una fachada de vidrio, sin renunciar al paisaje urbano, a la vez que se evita el sobrecalentamiento y el deslumbramiento. La fachada en movimiento produce un efecto visual parecido a lo que imaginamos como una vibración auditiva a escala arquitectónica.
El pasado año ganasteis el concurso para innovador proyecto en Málaga para la sede del Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea. ¿Qué buscáis en este proyecto?
El IHSM es también un centro de investigación de excelencia, en este caso, promovido por el CSIC y la Universidad de Málaga, como continuación, a otro nivel, del trabajo realizado por la Estación Experimental “La Mayora” en sus más de cincuenta años de existencia. Tanto nosotros como los propios usuarios entendemos que ese objetivo de excelencia en la investigación y de proyección nacional e internacional del IHSM se debían trasladar a la arquitectura desarrollando un programa extensivo de estrategias bioclimáticas y de eficiencia energética: una cubierta vegetal aljibe, una doble piel para la protección de la radiación solar directa, la ventilación cruzada natural con un sistema de patios de sombra, el acristalamiento de baja emisividad, el uso combinado de aislamientos térmico y reflectivo, el uso de materiales ecológicos como el aislamiento de corcho natural, el reciclaje de las aguas, un sistema de pozos geotérmicos que contribuyen a refrigerar el aire en verano y calentarlo en invierno de forma natural, una planta de paneles fotovoltaicos… En definitiva, un modelo de las posibilidades a explorar en cuestiones energéticas y de sostenibilidad.
¿En qué otros proyectos estáis inmersos ahora como estudio?
Justo ahora iniciamos las obras del edificio para la sede del Instituto Nacional de la Seguridad Social en el barrio de la Cartuja de Granada. Se trata de una zona nueva de la ciudad, con bloques residenciales recién construidos y bastantes solares todavía vacíos. La sede del INSS es un edificio exento que se sitúa en una parcela triangular y, en el contexto que ocupa, pensamos que podía y debía asumir una cierta representatividad sobre el espacio público de esta zona todavía en formación. La volumetría se adaptada a la topografía y al perímetro del solar y el edificio vuela para formar un gran porche de entrada.
También os interesan otros ámbitos como el editorial (dirigiendo de 2000 a 2004 la revista Quaderns) o el de las exposiciones y ensayos fotográficos. ¿Qué os han aportado estos trabajos más allá del ámbito puramente constructivo para crecer como despacho y ahondar en la investigación e innovación? La relación entre un trabajo expositivo o editorial y el ejercicio profesional de la arquitectura es siempre difusa o cambiante. Sin embargo, no imaginamos nuestra actividad como una suma de elementos estancos, sino como un trabajo pluridisciplinar conjunto, realizado como un ejercicio que atraviesa los diferentes niveles geográficos del cada proyecto, texto, ejercicio crítico o ensayo fotográfico, así como del conjunto de las reflexiones que se le asocian.
¿Hacia dónde consideráis que se dirige la actividad arquitectónica a corto y medio plazo?
Confiamos en que la crisis causada por la burbuja inmobiliaria, ayude a que no se reproduzca la arquitectura especulativa, muchas veces arquitectura basura, a veces hortera, asociada a esa burbuja. Sería de esperar también, que se pusiese en cuestión la figura del arquitecto estrella y el modelo de arquitectura mediática, tan del gusto de una forma de entender la política, y que ha provocado un gran desgaste y despilfarro y dejado tras de sí edificios esperpénticos en algunos casos, de difícil uso y mantenimiento casi siempre. La resaca de todo esto ha sido la práctica paralización de la obra pública y privada, lo que resulta extraordinariamente perjudicial para el sector y para la sociedad en general. A esto se añade, en nuestro entorno inmediato, una tendencia a la privatización de la adjudicación de obra pública, cuando dichos procesos de adjudicación se delegan sistemáticamente en sociedades anónimas. Hay que continuar haciendo arquitectura, sustituyendo edificios obsoletos, mejorando otros, construyendo nuevos, donde hagan falta, pero hacerlo con objetividad, sobre la base de una necesidad real, y siguiendo procesos de adjudicación escrupulosos, transparentes, que cuiden del lugar y de los usuarios, pero también de la redacción del proyecto y su adjudicación en condiciones reales de libre competencia. Especialmente nociva en Cataluña ha sido la segregación del contrato de dirección de ejecución (a la cual se otorga además el seguimiento y las negociaciones económicas de la obra, y que ha realizado hasta ahora el arquitecto técnico) del contrato principal al arquitecto (director de obra). Esta práctica va contra el proyecto, contra su correcta puesta en obra, transgrede el proceso y pervierte las jerarquías y la estructura final de responsabilidades. Como sociedad, no nos podemos permitir que se repitan indefinidamente los mismos errores, y la arquitectura se beneficiará de ello. Además de, digamos, esta “mejora cívica”, cualquier obra actual debe aportar una “mejora medioambiental”. Tanto en la escala global como a nivel local, ese es el nuevo desafío.