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Con una trayectoria que arranca en 1995, el despacho murciano ad-hoc (desde 2010 con Juan Antonio [Pencho] Sánchez Morales como único arquitecto director) ha apostado por la diversificación de la actividad, extendiéndose desde grandes estudios territoriales hasta detallados interiores; la interdisciplinariedad de sus equipos técnicos; y el deseo de intentar, simultáneamente, la realización de trabajos de calidad y la satisfacción de sus destinatarios.

Entre sus obras realizadas destacan el Palacio de Deportes de Cartagena, los nuevos Juzgados de Jumilla, la Caja de Arquitectos de Murcia, la Facultad de Economía de Murcia, las Piscina de Alguazas, el Instituto Cervantes de Nueva York y diferentes propuestas en el ámbito de la vivienda, entre otros muchos proyectos que han contribuido a transformar el territorio murciano.

 

«Nuestra obra se entiende sobre todo por su contexto y por ser fiel reflejo de las emociones del colectivo que en cada caso la impulsa»

 

¿Qué esperabas encontrar en la arquitectura para hacer de ella tu profesión?
A primeros de los 80 volví a Murcia con título de arquitecto pero sin ideas claras. La concesión de una beca de investigación me impulsó a entrevistarme con arquitectos prestigiosos con la intención de concretar su destino. La beca la destiné al estudio de la recuperación del patrimonio, pero lo importante fueron aquellas conexiones con las  que tracé una primera cartografía de mis deseos profesionales. La arquitectura empezaba a relacionarse con la resistencia.

En 1996, tras colaborar juntos ocasionalmente constituyes junto a Carlos Jurado el estudio ad-hoc, que tras expandirse y replegarse, actualmente lideras. ¿Cómo ha sido esta adaptación del despacho?
ad-hoc, en su ámbito, ha sido y sigue siendo, una empresa pionera. Fuimos los primeros en Murcia, en adoptar el sistema de empresa para unas prácticas multiprofesionales y multidisciplinares que incluían el teatro o la música entre sus actividades, así como los biólogos o los geógrafos entre sus miembros.
Ahora, aunque replegados, intentamos nuevas diversificaciones: coworking, emprendimiento, industrialización, instalación, difusión, transmedia,… El paso del tiempo más que abrir un abismo describe un proceso de cambio diario que te lleva de una cosa a otra, impulsado por la constante inquietud de supervivencia y de alcanzar unas prácticas dignas en las que poder reconocerse.

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Instituto Cervantes de NY (EEUU) Facultad de Economía de Murcia

¿Qué valores arquitectónicos consideras que definen el trabajo que habéis realizado a lo largo de estos años en ad-hoc?
La constante principal de estos años quizá sea anteponer el concepto de lo colectivo, en su sentido más global, a la búsqueda de prestigios y vanidades. Para nosotros el proyecto ha dejado de ser un documento técnico, cerrado y normativo para convertirse en la creación de un espacio abierto de discusión constante, donde lo que más interesa es estimular las consideraciones que concurren.
Como el trabajo del arquitecto es muy trascendente exige gran compromiso y competencia. Un compromiso que debe ser disciplinar, cultural, social, político, económico, ecológico y ético simultáneamente. Una competencia que debe ser plástica y multitecnológica. La clamorosa ausencia de ambos será, sin duda, la mejor explicación de la devastadora situación que atraviesa la profesión.

¿Cuáles son las herramientas que aportáis a los diferentes proyectos e iniciativas en  ad-hoc?
Nuestra trayectoria desde luego no es una línea, y mucho menos recta. Es una permanente deriva que ya reúne muchas y variadas experiencias. Así creo que hemos recopilado un vasto archivo de conocimiento propio, al que puede sumarse el procedente del estado de alerta que la docencia exige. El resultado es una muy práctica “biblioteca”.

¿Qué intentáis transmitir a vuestra obra arquitectónica?
Probablemente solo ser fiel reflejo de las emociones del colectivo que en cada caso la impulsa. Cuando una obra acaba siempre hay una fiesta. Creo que no hay nada mejor que presenciar entonces cómo los agentes que han estado implicados transmiten al resto de invitados lo que aquello es o ha sido. Es un momento mágico en el que la comunicación de la arquitectura fluye socialmente. Por supuesto existen afanes conceptuales, innovaciones tecnológicas, indagaciones geométricas o plásticas, pero visto retrospectivamente nuestra obra se entiende sobre todo por su contexto.

Una de las áreas de acción del despacho es el territorio. ¿Cuál es la clave para intervenir en el paisaje de forma que se potencien sus posibilidades sin destruir sus virtudes?
El territorio es, sin duda, el gran campo de batalla, y el planeamiento y la urbanización armas de guerra principales. El objeto arquitectónico en realidad juega en otra liga menor. Es una batalla plagada de nocturnidades, de trampas y emboscadas, en la que el arquitecto apenas tiene voz, mucho  menos mando. Hoy es muy difícil ser algo más que un abnegado sirviente de políticos y/o de técnicos. Nosotros lo hemos intentado en numerosas ocasiones pero casi siempre con finales tormentosos y decepcionantes. Sin embargo han constituido experiencias en las que el aprendizaje más diverso casi puede considerarse inaudito. El paisaje es complejo y frágil, por lo que resulta tan fácil su destrucción y tan complicada su regeneración, no digamos ya su construcción. Para intervenir en él se requiere empezar por aprender a leerlo y convencerse de que nosotros, en solitario, ni podemos ni debemos. Todo está por hace en este terreno.

 

«El proyecto es un espacio abierto de discusión constante, donde lo que más interesa es estimular las consideraciones que concurren.»

 

Gran parte de vuestra obra arquitectónica ha tenido lugar en la Comunidad de Murcia. ¿Qué caracteriza este territorio y hacia dónde debería dirigirse su crecimiento?
La Región de Murcia es un territorio periférico  de la periferia europea. Somos periferia al cuadrado. Creo que desde hace mucho tiempo se requiere una profunda renovación de  las estructuras de poder para poder definir un proyecto regional interesante, pero ese horizonte de transformación es muy difícilmente previsible ante una sociedad que aún permanece subyugada. Sin embargo, precisamente esta estructura permite que emerjan ciertas aventuras creativas individuales, como ejemplo la obra truncada de Emilio Perez Piñero.

Habéis desarrollado desde viviendas a juzgados, piscinas, restauración de castillos, centros de salud, un observatorio astronómico, centros de interpretación, una desaladora o naves industriales. ¿Qué tienen en común tipologías y proyectos de escala tan diversa?
Casi todo. La relevancia que se atribuye al conocimiento tipológico está sobrevalorada, es una condición operativa, pero nunca garantizará una buena arquitectura, acogerse a él solo  será presagio de un fracaso seguro. Incluso diría que un buen recurso es el trasvase tipológico. Hace años hicimos la vivienda unifamiliar de un amigo pensando en un pequeño hospital, ahora estamos haciendo un hospital pensando en un conjunto plurifamiliar. Lo mismo pasa con la escala. Al trabajar normalmente a escala el tamaño real de las cosas deja de ser importante, lo importante será el trabajo en sí mismo, en el  interior de la escala, como en la propia naturaleza, por qué va a ser más importante una nube que una célula.

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Entre los proyectos internacionales habéis desarrollado destaca el Instituto Cervantes de Nueva York. ¿Qué caracterizó este proyecto en la Gran Manzana?
Trabajar unos años de tu vida en Manhattan constituye la oportunidad única de integrarse en uno de los sistemas urbanos más relevantes del planeta. El Cervantes de NY es, desde luego, una historia de privilegio que en su aspecto curricular estricto no nos aportó ni más ni menos que otras intervenciones, pero sí nos permitió conocer en profundidad un sistema operativo que prácticamente ridiculiza la miseria y el equívoco en los que aquí nos desenvolvemos. Por ejemplo, llegue al convencimiento que toda la desregulación que imponen al mundo es justo lo contrario de lo que internamente practican.
Nos integramos con mucha facilidad en el sistema y conseguimos desarrollar el proceso completo con una imprevisible celeridad y satisfacción. Al poco solo teníamos problemas con el Gobierno de España porque no supo adaptarse a las circunstancias.

¿En el ámbito de la vivienda habéis desarrollado innovaciones como la container house o sistemas industrializados prefabricados como la machine house. ¿Hacia dónde se dirige el sector residencial en nuestro país?
Cuando termine la “pausa” lo  más probable es que se reanude la actividad como si nada hubiera ocurrido; salvo que los capitales que movilizaban el sector definitivamente se hayan desplazado a otros sectores productivos, solo entonces el sector residual podría afrontar la profunda reestructuración que se requiere.
A nosotros ya solo nos moviliza la defensa del interés público. Sin embargo vivimos una época en el que el deterioro de lo público es tan bochornoso que nos hemos ido desplazando hacia el privado para poder seguir defendiendo lo mismo. Así, experimentamos privadamente lo que podrían ser respuestas contemporáneas al grave problema público que la vivienda sigue siendo en nuestro país.

 

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En un contexto de contracción del sector de la construcción, ¿dónde crees que se encontrarán las oportunidades para los arquitectos a medio y largo plazo?
Durante tiempo consideraba que una respuesta acertada era una condición necesaria para poder ejercer con responsabilidad la coordinación del proyecto fin de carrera en Alicante. Pero he llegado al convencimiento de que nosotros ya no estamos cualificados para responderla. Esa es precisamente la responsabilidad de los alumnos, al menos de los nuestros. Nuestra responsabilidad docente es provocar su demanda, crear las condiciones para que la actividad universitaria indague al respecto y apoyar sus resultados. Tres trabajos muy recientes prueban tanto que el futuro lo definen ellos como que para nosotros es inalcanzable. Os facilito sus enlaces para el que quiera comprobarlo:
http://frustarfru.tumblr.com/
http://domesticidadcompartida.tumblr.com/
http://elhombreorquestadigital.tumblr.com/

 

 

Fotografías: Ad-hoc / David Frutos / Juan de la Cruz Megías