01Ferrer Arquitectos es una empresa de servicios de arquitectura creada en 1993, año en el que su fundador, el arquitecto José Ángel Ferrer inicia su actividad en Almería. Posteriormente se abrirá el estudio de Madrid y las delegaciones de Sevilla y Londres, realizando numerosos proyectos de viviendas y equipamientos tanto en Andalucía, como en diferentes ciudades dentro y fuera de España. Entre las obras del despacho destaca el Pabellón Deportivo Moisés Ruiz, los edificios para la Radio Televisión Andaluza (RTVA) de Almería, Granada y Cádiz, la rehabilitación de «Los mayores Refugios de la Guerra Civil Española», colegios, institutos, centros sociales, centros de salud, la rehabilitación del cargadero de mineral denominado «Cable Inglés» (Bien de Interés Cultural), la nueva sede para las empresas PITA y TECNOVA, la estación del Ave de Vera o el Centro Deportivo Ego Sport Center, entre muchos otros. Ferrer Arquitectos es el único estudio de arquitectura español que forma parte del consejo asesor de la sección española de BREEAM, la mayor organización de edificios sostenibles del mundo.

«Buscamos una arquitectura que aporte un valor diferencial, tanto a nuestros clientes como a los usuarios finales de nuestros edificios.»

¿Por qué quisiste ser arquitecto?

José Ángel Ferrer: No sabría precisar la razón exacta. Probablemente, fue el resultado de diferentes situaciones las que me indujeron a estudiar arquitectura. Siempre tuve interés por la construcción y una cierta curiosidad sobre por qué unos edificios eran de una forma o de otra. Recuerdo, con apenas ocho ó nueve años, cuando mis padres decidieron promover nuestra casa familiar, que me entusiasmaba ver como la construcción iba avanzando. Siendo algo más mayor, en los años previos a la universidad, me comenzó a seducir la amplitud de conocimientos que abarcaba la formación del arquitecto, donde confluían de lo tecnológico a lo humanístico, pasando por lo artístico.

¿Qué te influyó más en tu etapa como estudiante en la ETSA de Sevilla?
La etapa de Sevilla fue muy enriquecedora porque coincidió con una época crucial para la ciudad: se estaba gestando la Exposición Universal de 1992, un auténtico laboratorio de arquitectura. Eso hizo de Sevilla una ciudad de referencia a nivel nacional e incluso internacional en ese momento, donde se respiraba una actividad frenética a nivel empresarial, cultural y especialmente arquitectónica. Se estaban realizando proyectos de los mejores arquitectos del momento como Tadao Ando, Stirling, Nicholas Grimshaw, Emilio Ambasz, Saenz de Oiza o Rafael Moneo. Toda esta actividad se reflejaba de una u otra forma dentro de la escuela de Sevilla convirtiéndola, en ese momento, en un referente académico a nivel nacional.

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Nueva sede del Parque Científico-Tecnológico de Almería (PITA) Fotos: David Frutos

En 1993 fundas tu propio despacho. ¿Cómo ha evolucionado éste a lo largo de estos más de 20 años de actividad?

La evolución del estudio ha sido lenta pero constante, excepto estos últimos años donde el sector se ha ralentizado. Siempre tuve claro la importancia del tridente personas-procesos-tecnología, para realizar una arquitectura de calidad dentro de una adecuada contención de costes. Para ello, hemos intentado establecer unas directrices muy claras de cómo realizar las cosas a la vez de mantener un alto nivel de exigencia.
Merece destacarse que en el estudio hubo un cambio de inflexión importante en 2007, tras una estancia prolongada en Londres, donde estuve viviendo con mi familia unos meses y analizando el funcionamiento de los estudios británicos más importantes. Fue una experiencia clave para el desarrollo posterior de Ferrer Arquitectos.

Habéis desarrollado desde los edificios para televisión, a viviendas, edificios de oficinas, el pabellón deportivo Moisés Ruíz, centros de salud o centros sociales o proyectos singulares como la rehabilitación de Refugios de la Guerra Civil, entre muchos otros. ¿Qué valores arquitectónicos son los que unifican el total de vuestra obra en estos años?
Siempre hemos buscado una arquitectura que satisfaga, de verdad, a nuestros clientes y usuarios, con una clara orientación hacia el diseño arquitectónico y la innovación. Buscamos una arquitectura que aporte un valor diferencial, tanto a nuestros clientes como a los usuarios finales de nuestros edificios. Eso nunca es fácil porque, en muchas ocasiones, existen intereses contrapuestos entre ellos, pero ese es nuestro reto y somos perseverantes en su consecución. La experiencia nos dice que alcanzar ese objetivo es una de las claves del éxito de cada proyecto y de la sostenibilidad del estudio.

¿Qué experiencia queréis que sienta el usuario de vuestros edificios realizados?
Buscamos que los usuarios de nuestros edificios vivan experiencias únicas y orientadas a sacarle el máximo partido a los espacios que diseñamos, que les motive a ser más productivos si se trata de un edificio de oficinas, que se sientan más cómodos y relajados si se trata de su vivienda o que se sientan más activados y motivados si se trata de un centro deportivo.

«Mejores edificios y mejores espacios urbanos contribuyen a tener mejores personas con mayores capacidades y consecuentemente una sociedad mejor.»

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Ferrer Arquitectos es el único estudio de arquitectura español que forma parte del consejo asesor de la sección española de BREEAM. ¿Cuál es la clave para hacerle entender a los clientes la necesidad de apostar por edificios con criterios sostenibles?
La sostenibilidad es algo implícito en la buena arquitectura. No hay buena arquitectura si no se diseña teniendo en cuenta criterios de orientación, confort ambiental o calidad del aire, entre otros.
Nosotros defendemos la sostenibilidad arquitectónica mediante sistemas pasivos, es decir, aquellos que están más relacionados con los buenos criterios de diseño como la orientación, la adecuada escala, las óptimas proporciones, el diseño eficaz de las circulaciones dentro del edificio o la incorporación de la luz natural a todos los espacios. Si diseñamos de esta forma, ahorraremos dinero en el mantenimiento, los usuarios estarán más cómodos y será beneficioso para todos.
Existe un estudio del Instituto de la Salud de Irlanda que afirma, por ejemplo, que en los hospitales mejor diseñados con estos criterios los pacientes se recuperan en un diez por ciento menos de tiempo que en el resto de hospitales lo que implica una disminución del gasto sanitario para el gobierno de muchos millones de euros al año.
Creo que en España, hay que realizar un mayor esfuerzo en comunicación para transmitir a la sociedad que los edificios sostenibles al final nos benefician a todos y que el mayor beneficiado es el usuario final. En este sentido, países como Reino Unido o Alemania nos llevan mucha ventaja y existen ya algunos ejemplos de “edificios energía cero” es decir, edificios que generen toda la energía que demandan.
Pero, aun siendo la sostenibilidad necesaria, sin embargo, no es suficiente para realizar buena arquitectura. Por tanto, no creo en esas arquitecturas que se definen como sostenibles como si fueran el paradigma de la buena arquitectura.
Tenemos que ser más ambiciosos y realizar nuevas arquitecturas que respondan a las nuevas necesidades de nuestra sociedad. Por ejemplo, en la actualidad tenemos problemas acuciantes, como la necesidad de dar alojamiento digno a los miles de inmigrantes que cada año llegan a nuestras costas o dotar de infraestructuras sanitarias y educativas a muchos países del mundo que carecen de ellas. En ese sentido, creo que se deberían impulsar líneas de investigación en la búsqueda de nuevos modelos arquitectónicos, nuevos materiales y nuevos sistemas constructivos que den respuesta a las demandas anteriores.

La luz es otro gran protagonista en el trabajo de vuestro despacho. ¿Cómo lográis que ésta sea uno de los elementos generadores de vuestros trabajos?

Llevamos investigando en cuestiones relacionadas con la luz muchos años. Personalmente, ha sido una apuesta por mi parte que he tratado en mi tesis doctoral y que tiene un protagonismo especial en la mayor parte de nuestros proyectos realizados.
Me interesan especialmente los espacios iluminados cenitalmente donde su carácter enigmático, en ocasiones, suscita un amplio abanico de emociones. Consideramos la luz natural como un material más del proyecto y nos obligamos a incorporarlo desde el primer momento de forma que llegue a ser una seña de identidad del edificio.

Uno de vuestros últimos encargos es la Dirección de Obra de la Escuela Pública de Golf de El Toyo. ¿En qué consistirá este trabajo?
La Escuela Pública de Golf de El Toyo es un proyecto que viene a cubrir una carencia en cuanto a formación del deporte del golf en la provincia de Almería que permitirá nutrir de aficionados, que se formen allí, a los distintos campos de golf de su entorno.
En la fase actual de dirección de obra, estamos intentando ajustar y mejorar el proyecto mediante pequeñas modificaciones que se adecuen a la realidad del lugar, en definitiva, que el edificio final responda a las expectativas que la propiedad había depositado en este proyecto como una actuación de referencia de la Junta de Andalucía en estos años de crisis.

¿En qué otros proyectos estáis trabajando actualmente?
Los trabajos más relevantes que estamos realizando actualmente son dos propuestas para edificios de viviendas, uno en Málaga y otro en Madrid y una propuesta para un hospital en Santiago de Chile.

¿Qué exigirá la sociedad al arquitecto a medio y largo plazo?
No es fácil realizar predicciones sin riesgo a equivocarse en una sociedad que cada vez va más rápido. Lo que sí tengo claro es lo que los arquitectos podemos hacer por nuestra sociedad actual. Tengo la convicción de que, hoy más que nunca, la figura del arquitecto es esencial por su capacidad para mejorar la sociedad desde lo urbano y desde lo edificado. Mejores edificios y mejores espacios urbanos contribuyen a tener mejores personas con mayores capacidades y consecuentemente una sociedad mejor.
El problema es que, somos los arquitectos, los que tenemos que hacer autocrítica y aumentar nuestro nivel de exigencia. En los tiempos del boom, hemos perdido gran parte del crédito ganado en años anteriores y recuperarlo llevará tiempo y sacrificio. No obstante, es labor nuestra conseguir que la sociedad vuelva a confiar en nosotros y de esa forma podamos contribuir a la recuperación de nuestro país a través de actuaciones sensatas, coherentes, impregnadas de sentido común y con cierta dosis de innovación.
Desde luego, si algo nos ha enseñado esta crisis es a desarrollar mayor capacidad de adaptación al entorno y la necesidad de ofrecer mejores soluciones a una sociedad cada vez más exigente.

Fotografías: David Frutos / Jesús Granada / Juan José Palenzuela