STUDIOPEZ es un estudio internacional de arquitectura con sede en Basilea (Suiza) y Tel Aviv (Israel), fundado en 2011 por Pedro Peña Jurado (Córdoba, 1984) y Daniel Zarhy (Tel Aviv, 1980) como continuación a su trabajo y colaboración en el renombrado estudio Herzog & de Meuron durante la primera década de los 2000. En su origen se encuentran las raíces multiculturales de ambos fundadores y su afán de seguir ampliando los límites del diseño y la arquitectura. La esencia de STUDIOPEZ radica en la diversidad y en su agilidad para ofrecer soluciones sencillas, sin complicaciones ni dramas. Bajo estas premisas, el estudio ha participado en numerosos proyectos de gran envergadura y complejidad técnica en todo el mundo.

«Buscamos ampliar los límites de las tipologías y paradigmas existentes, desafiando conocimientos y prácticas»

 

¿Por qué quisisteis ser arquitectos?
Pedro: Mi vocación arquitectónica nace de la idea de que es una disciplina muy completa que une varias artes clásicas. Siempre me llamó la atención, porque parecía ser una profesión muy completa. Por otro lado, viene de familia, ya que mi padre también es arquitecto.
Daniel: Creo que no tuve opción de elegir (risas). En mi caso soy la cuarta generación de arquitectos en la familia. Creo que de alguna manera la arquitectura siempre me ha interesado y la he vivido muy de cerca: tanto mi madre como mi padre son arquitectos.
Coincidisteis trabajando en el estudio de Herzog & De Meuron. ¿Qué os influyó más?
Nuestra experiencia en Basilea fue muy enriquecedora. También representó un punto de inflexión importante en nuestra trayectoria profesional; enfrentarse a proyectos de diversas escalas y niveles de complejidad nos hizo descubrir la gran versatilidad que puede tener de nuestra profesión, algo que se convirtió en un elemento clave de nuestra filosofía de diseño. Se podría decir que el roce con otros profesionales y la exposición a una multitud de perspectivas culturales nos motivaron a adoptar una visión optimista de la arquitectura, centrándonos en la flexibilidad y la agilidad como principios fundamentales en todos nuestros proyectos.
Otro aspecto que nos influyó mucho era la forma de trabajar: tanto Jaques Herzog como Pierre De Meuron se complementan perfectamente, con una actitud de respeto y admiración mutua ejemplares. Esta dualidad, en el contexto siempre de un trabajo en equipo, nos ha influido mucho a la hora de desarrollar nuestra propia oficina.

¿Qué os llevó a querer colaborar y fundar vuestro estudio en 2011?
Pedro: Terminando mi carrera en el 2008 surge el concurso internacional de becas de Arquia que me abre las puertas al estudio Herzog & De Meuron en Basilea. Es ahí, trabajando juntos en la Torre de Roche, cuando Daniel y yo nos conocemos. Ganamos dos concursos y decidimos que esto era lo nuestro: así nace STUDIOPEZ en 2011. Hoy contamos con 18 colaboradores en dos oficinas, una en Tel Aviv, con 12 trabajadores, y la otra en Basilea, con seis.

STUDIOPEZ apuesta por el trabajo híbrido con una oficina en Basilea (Suiza) y otra en Tel-Aviv (Israel). ¿Por qué esta decisión?
La decisión inicial nace de nuestra estancia en Suiza, donde la apreciación por la arquitectura de calidad es intrínseca culturalmente. Por otro lado, formamos un tándem que une lo tradicional con la innovación: yo soy de Córdoba, una ciudad histórica, y Daniel es de Israel, la cuna de la innovación. Contar con dos estudios de arquitectura en lugares tan diferentes nos facilita tener una visión global; por otra parte, los miembros de nuestro equipo aportan distintas visiones culturales por sus diferentes procedencias: de Portugal, Ucrania, Alemania…

¿Qué valores podemos encontrar en todos vuestros proyectos?
Consideramos que toda innovación se fundamenta en el análisis exhaustivo de lo que se ha realizado previamente. La arquitectura posee una historia rica que resulta fundamental comprender y estudiar. Nuestra perspectiva busca modestamente ampliar los límites de las tipologías y paradigmas existentes, desafiando así los conocimientos establecidos y las prácticas del pasado. En cada proyecto, nos proponemos cuestionar aspectos específicos, ya sea la disposición del programa, la estructura o la estética exterior; en particular, buscamos incorporar espacios que fomenten la interacción entre las personas y que añadan valor tanto para los clientes, usuarios como para los transeúntes. Siempre hay margen para lo novedoso, tanto en el sentido físico como en el metafórico. La clave radica en identificar oportunidades en cada proyecto, aquellas que agreguen una capa adicional de valor sin comprometer las necesidades esenciales.

 

Facultad de Ingeniería y Broadcom, Universidad de Tel Aviv (Israel)

¿Qué sensaciones os gustaría que transmitieran vuestros edificios?
Nuestro lema es «Dramatizar, nunca. Simplificar, siempre.» En el origen de STUDIOPEZ se encuentran las raíces multiculturales de Daniel y de un servidor; tenemos afán de seguir ampliando los límites del diseño y la arquitectura. La esencia de STUDIOPEZ radica en la diversidad y en su agilidad para ofrecer soluciones sencillas, sin complicaciones ni dramas. Bajo estas premisas, hemos participado en numerosos proyectos de gran envergadura y alto perfil en todo el mundo. En cada proyecto buscamos que este enfoque brinde un espacio único no experimentado aun y que responda de forma innovadora a los requerimientos establecidos.

El compromiso medioambiental y la sostenibilidad y eficiencia están presentes como pilar en vuestros trabajos. ¿Dónde ponéis más énfasis en vuestro enfoque pasivo y de circularidad?
Es imposible ignorar la crisis climática y creemos que una verdadera intervención sostenible tiene que incluir todo el proceso, desde el diseño y planificación hasta la ejecución. No basta con poner una fachada fotovoltaica y un poco de verde. Paralelamente, la cultura de la construcción sostenible requiere un replanteamiento por parte de arquitectos y clientes. Por ejemplo, en los concursos públicos en solares urbanizados se podrían solicitar dos variantes de proyecto: un edificio nuevo y una reconversión.
Dado que la construcción nueva deja una de las mayores huellas de carbono, hay que considerar materiales naturales como p. ej. la paja o el bambú que encierran un gran potencial para la construcción sostenible: crecen rápidamente, pueden cultivarse localmente y dejan una baja huella de carbono. La minería urbana, un proceso que permite obtener hormigón nuevo a partir del material de demolición de casas antiguas, puede almacenar 10 kg de CO₂ por metro cúbico de hormigón.
En este sentido, solemos optar por renovar con lo existente, siempre y cuando sea posible. Utilizamos materiales locales, optimizamos el diseño para la eficiencia energética y adoptamos tecnologías avanzadas que ayudan a conseguir un impacto ambiental positivo. Por ejemplo, hemos implementado proyectos donde la orientación de las lamas solares se ha optimizado meticulosamente para maximizar la protección solar en las fachadas. También estamos muy sensibilizados con la circularidad. En varias propuestas hemos decidido reutilizar elementos existentes con una nueva función el mismo edificio.

En estos años de actividad habéis desarrollado grandes proyectos complejos. Fruto de un concurso, junto a wulf architekten estáis desarrollando el nuevo Campus de Ciencias aplicadas de la Universidad de Berna (Suiza). ¿Qué objetivos os habéis marcado en este proyecto?
Con la creación del nuevo Campus de la Universidad de Berna, el desafío consiste en establecer un espacio dinámico que capture el espíritu característico de un campus, al mismo tiempo que unifica diversas facultades bajo un mismo techo. Todo ello tiene que integrarse en una zona densamente poblada y nueva, que actualmente es zona industrial entre la autopista y las vías del tren. Por lo tanto, el nuevo Campus nace como un edificio cuasi “industrial” con gran potencial de flexibilidad, así como con una imagen contundente y robusta. El proyecto se concibe como una composición de tres volúmenes y cubos que conforman un edificio escalonado tanto en su disposición en planta como en su estructura vertical. Mediante un gesto arquitectónico sencillo, abordamos las complejidades inherentes al proyecto: desde la geometría del terreno, los lineamientos del plan maestro en términos de volumen y altura, hasta la relación con los edificios circundantes, y por supuesto, los exigentes requisitos programáticos y el entorno circundante. De los muchos aspectos interesantes de este proyecto destacaríamos la llamada «Calle Interior» (Innere Strasse en alemán); estamos convencidos de que será un espacio emblemático, tanto para este campus como para futuros edificios educativos.

¿Qué otros proyectos tenéis?
Nos encontramos en varios proyectos futuros con diversos desafíos. Entre estos proyectos, que abarcan desde edificios modulares hasta estructuras de laboratorio y proyectos de integración con edificaciones existentes, destacan aquellos que sitúan la sostenibilidad en el centro de su filosofía. Actualmente, tenemos varios frentes abiertos: por diversidad programática, por escala y por las ubicaciones.
Por un lado, estamos en fase de permiso de varios complejos de viviendas y un nuevo edificio de laboratorios en Tel Aviv. También estamos en fases preliminares para una torre residencial en Haifa donde la modularidad es un aspecto clave.
Paralelamente hemos sido seleccionados para tres concursos por curriculum en Suiza: un nuevo ayuntamiento, un edificio de viviendas en Solothurn y un centro deportivo de baloncesto, voleibol y tenis para varias asociaciones en Aarau. Nuestro primer encargo en Estados Unidos podría llegar también este año 2024. Así que estamos.

Palacio de Justicia de Jerusalén (Israel)

Campus de Ciencias aplicadas de la Universidad de Berna (Suiza)