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José Gonzalez Gallegos (Guadalajara, 1958) y Maria José Aranguren López (Madrid, 1958) son arquitectos por la ETSAM (1983) y profesores de proyectos de la misma desde 1984. Al frente del despacho madrileño Aranguren + Gallegos Arquitectos han desarrollado una destacada producción sobre todo en el ámbito residencial y cultural (museos, bibliotecas, auditorios), siendo especialistas también en la intervención en el patrimonio histórico.

Su obra ha sido premiada con numerosas distinciones: varios premios de Arquitectura y Obra Pública del Ayuntamiento de Madrid, seleccionados como arquitectos representantes de España en el Pabellón Español de la Bienal de Venecia, Premio COAM y premio a la mejor obra de arquitectura en la Bienal Iberoamericana de Arquitectura, entre muchos otros.

 

«El espacio arquitectónico está concebido para ser percibido, ser sentido físicamente, ser vivido»

 

¿Qué os hizo querer ser arquitectos?
María José pertenece a una familia de arquitectos siendo ella la quinta generación, por lo que ha crecido entre los planos, las mesas, las aficiones y las obsesiones de un padre arquitecto, y siempre deseó llegar a ser una digna heredera de la tradición familiar y una sucesora de un magnífico arquitecto.
José no tiene ninguna tradición familiar, simplemente se le daban bien el dibujo y las matemáticas. ¿Qué profesión puede aunar las dos sensibilidades?: La Arquitectura. Desde un desconocimiento absoluto y sin una vocación clara empezó a querer ser arquitecto. La vocación surge en un momento determinado de los estudios, le atrapa y ya no le abandona.

Fuisteis alumnos ejemplares en la ETSAM, siendo el primer y el segundo de vuestra promoción. Echando la vista atrás, ¿de vuestra etapa de formación qué ha sido más determinante en vuestra evolución como arquitectos?
Lo más importante fue que tuvimos la suerte de pasar por una Escuela de Arquitectura con unos profesores que fueron auténticos maestros (Sáenz de Oiza, Fullaondo, Carvajal,….) que nos transmitieron la seguridad necesaria para ser arquitecto. El comienzo profesional fue durísimo, y aunque ahora hay crisis, en el 83 cuando acabamos tampoco había trabajo, pero estábamos seguros de querer ser arquitectos y había concursos para soñar con poder serlo. Empezamos a hacer nuestro curriculum vitae principalmente con concursos no ganados. Un apunte que destacamos es la capacidad de estar seguro, esa seguridad es lo único que hay que exigirle a la Escuela para con sus alumnos, que salgan seguros de que son arquitectos, no de que quieren serlo. Un buen arquitecto es el que sabe distinguir entre lo que es arquitectura y lo que no, independientemente de que la hayas hecho, y eso es lo que debería saber un alumno que termina la carrera.

 

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Museo ABC. Nueva sede de la Fundación ABC y Museo de la Ilustración, Madrid «Jardín Tallado», Hotel Parador de Alcalá de Henares, Madrid

 

¿Qué importancia han jugado los viajes y conocer la obra de otros arquitectos para ayudaros a encontrar vuestro propio camino?
Al comenzar a hablar de nuestra biografía hay que decir que se puede resumir en que ha sido y es “UN VIAJE ACOMPAÑADO”. Comprendimos que el visitar los lugares y conocer la arquitectura, desde la aventura personal que supone el viajar para encontrarlos, sería un aspecto muy importante en nuestra formación como arquitectos, que luego trasladamos a la enseñanza con los alumnos de la Escuela de Arquitectura. Hemos viajado solos pero fundamentalmente con nuestros alumnos. Son ya más de 25 viajes de curso a todas las partes del mundo buscando arquitecturas y recorriendo culturas y paisajes muy diversos. Uno de los objetivos que nos marcamos al plantear esta secuencia de viajes es provocar en el alumno la necesidad de APRENDER A MIRAR. El espacio arquitectónico está concebido para ser percibido, ser sentido físicamente, ser vivido. En un mundo actual sobrecargado de fotografías e imágenes publicadas, la Arquitectura sigue siendo una experiencia personal, física y sensorial, no una experiencia de reproducciones; de otro modo ésta no sobrevive, se convierte en mero simulacro.

Afirmáis que vuestra arquitectura surge de una continua actitud expectante si bien cada vez más adquiere más importancia vuestro «mundo interno». ¿Qué forma parte de este universo vuestro?
El proyecto no surge sólo como respuesta a los condicionantes de lugar, programa o presupuesto, surge de un territorio interno, de unos intereses al margen del encargo, de unos campos de investigación privados que van desarrollándose en el estudio, en los concursos, en las reflexiones y que aprovechan un encargo cualquiera para salir a la luz.
El contexto somos nosotros. Necesitamos hacer realidad nuestro propio orden. Crear nuestro “Paisaje Interno”. Si el contexto somos nosotros mismos trabajaremos con libertad al lado de cualquier cosa. No hay que preocuparse, hay que estar permanentemente ocupado.
La Arquitectura no es sólo el arte de organizar el espacio. Para nosotros, la Arquitectura es la introducción de valores culturales, de civilización, y de sensibilidad en lo que se ha construido.
Uno de los objetivos de nuestra Docencia de Proyectos es la actualización de los conceptos, no pretender inventarlos nuevamente, pero sí darles temperatura , insuflarles actualidad.
Hay que estar “expectante”, ante los nuevos materiales o técnicas, así como a las nuevas referencias de pensamiento. Nos interesa todo lo que se produce hoy. Estar en actitud de continua “actualización de nuestro saber”. Buscar constantemente la potencialidad del presente.
La transversalidad del conocimiento es absolutamente necesaria. la creación en otros campos, no sólo en los artísticos, nos interesay nos abre nuevas oportunidades y estrategias para crear espacios.

Pese a la variedad tipológica y el paso del tiempo, ¿qué valores arquitectónicos consideráis que son constantes en vuestros diferentes proyectos?
En el trabajo que realizamos intentamos mantener la componente de “riesgo” o “aventura”. Cada nuevo proyecto, en su planteamiento inicial, está expuesto a un posible “fracaso”, ya que en cada caso su desarrollo esta al límite de lo sabido. Entendemos cada obra como un “incidente” o “accidente” en nuestro proceso de trabajo. El proyecto nunca debe perder el “carácter accidental”, ha de llevarte a un terreno todavía no explorado por ti.
ORTEGA Y GASSET establece la clasificación de las personas en COLECCIONISTAS y CAZADORES. Los coleccionistas desean la pieza para atesorarla y contemplarla. El Cazador desea cobrar la pieza más difícil, la que le genera riesgos, la que le hace desarrollar su ingenio y capacidad, pero una vez cobrada, ya no le interesa y busca la siguiente, con continuo riesgo de fracaso.
Sin duda la figura de CAZADOR es la que nos gustaría siempre representar. Trabajamos, en nuestro Estudio, en diversas líneas de investigación con desarrollos simultáneos. Se podría simplificar diciendo que coexisten dos mundos solapados, el “más reflexivo” y el “más intuitivo”. Ambos comparten experiencias aprendidas pero son capaces de nutrirse de su propia condición. Un grupo numeroso de Edificios residenciales en la búsqueda de soluciones a problemas de alojamiento, prefabricación, optimización de recursos surgen a un mismo tiempo que otros como auditorios, museos o intervenciones en edificios históricos y en el paisaje, con un tratamiento más singular y de respuesta ajustada a una realidad concreta y condicionada.

 

 

«La Arquitectura no es sólo el arte de organizar el espacio. Para nosotros es la introducción de valores culturales, de civilización, y de sensibilidad en lo que se ha construido.»

 

En el ámbito residencial habéis desarrollado una importante producción de vuestro estudio. ¿Cómo la arquitectura debe incorporar en los proyectos las nuevas formas de habitar?
Una de las responsabilidades de los arquitectos es servir o expresar, no sólo las necesidades físicas de nuestra sociedad, sino el espíritu y sentir de tu tiempo, y es la vivienda la que mejor a de responder a esta exigencia. Supone el noventa y tantos por ciento de los edificios que construyen las ciudades, siendo responsabilidad de los arquitectos el darles sentido, contenido y forma.
Durante muchos años ha existido una dejación de los arquitectos en los proyectos residenciales debido a la rigidez y vigencia de una normativa de los años 60 que sigue existiendo y es de obligado cumplimiento. En lugar de investigar y proponer espacios para vivir cada vez mejores y más ajustados a las nuevas realidades sociales, los arquitectos se han dedicado, en la mayoría de las ocasiones, a componer volumetrías y fachadas exteriores, repitiendo las distribuciones interiores que parece obliga la normativa.
Nosotros iniciamos a finales de los ochenta un trabajo continuado hasta hoy de investigación a través de proyectos presentados a concursos y corporaciones que han ido tomando forma en varias obras construidas, en los que queríamos demostrar, y demostrarnos, que incluso con la maldita normativa diseñada para responder a un único modelo de familia, se podrían ofrecer espacios para vivir de muy diversas formas dentro de los edificios residenciales y que respondieran a nuestra sociedad diversa y compleja, con múltiples y cambiantes tipo de familias y modos de vida. Para ello parece lógico que habrá que aplicar en los proyectos criterios de flexibilidad, transformabilidad, diversidad, movilidad, estudio del mobiliario, de la sección, etc……
Hay que aplicar oficio a un problema, como es pensar la vivienda, que siempre ha pertenecido al campo y responsabilidad de la arquitectura.

Habéis realizado numerosas intervenciones en el patrimonio histórico. ¿Consideráis que en los últimos años hemos dejado atrás la excesiva protección con la que se afrontaban estos trabajos y se apuesta cada vez más por revitalizar estos edificios con la precisión de un cirujano?
Nosotros empezamos en los años 80 y entonces se estaba empezando a quitar ese aspecto «casposo» de las intervenciones en el patrimonio histórico, donde existía una generación previa de arquitectos que afirmaba que un buen arquitecto cuando se aproximaba a un monumento, su nueva actuación debía buscar la continuidad, debía parecer que no se había realizado. Luego había una serie de discusiones sobre cómo tenía que aproximarse un arquitecto contemporáneo al edificio histórico, donde se generaba una lucha muy fuerte, ya que el mundo de los historiadores, arqueólogos, preservadores, que son necesarios, tenían una prevención y hostilidad al lenguaje moderno. Eso se ha ido diluyendo y estamos en un buen momento en España. Lo que podrá haber son actuaciones mejores o peores pero se acepta la yuxtaposición de tiempos y lenguajes. Las estrategias para solapar esas dos situaciones ya es de cada autor. Pero aunque ahora parezca obvio que lo nuevo y lo antiguo tienen que convivir, en España ha costado muchos esfuerzos a nuestra generación de arquitectos.

 

mosaico¿Desde vuestro punto de vista, ¿cuáles han sido los errores en la planificación de la ciudad que a medio y largo plazo habrá que empezar a intervenir para solucionar?
Organizar y pensar el crecimiento de la ciudad es un problema muy complejo pero podemos intentar contarlo de una forma sencilla. Vivimos en una sociedad que es la que tenemos, ni buena ni mala. Esta sociedad ha decidido que las ciudades están en manos del interés privado.
Lo que construye la ciudad son los agentes económicos: promotores, constructores….el dinero.
El interés político juega a ser un mero intermediario en el proceso. Los técnicos somos agentes necesarios para dar la forma material a ese proceso.
Pensemos, por ejemplo, en la figura del cirujano. Cuando te van a operar del corazón, qué decides, ¿que cualquier médico vale o el mejor? O quizás un equipo multidisciplinar, con sociólogos, economistas, abogados, sindicalistas, ecologistas, amas de casa,……. para ver cómo operamos. ¡El mejor cirujano por favor!. El mejor arquitecto no lo demanda la sociedad. Será en parte responsabilidad nuestra. Seguramente porque estamos diluidos en ese mundo del interés meramente mercantil. Lo que es un pecado es que veamos crecer las ciudades con un planeamiento vulgar que arropa las decisiones orientadas a la búsqueda de una rentabilidad estrictamente económica.

¿En qué proyectos trabajáis actualmente?
Seguimos haciendo muchos concursos. Por supuestos un número grande no son premiados pero la mayor parte de las obras que realizamos son gracias a los que sí que alcanzan el ser premiados.
En el apartado de intervención en el Patrimonio, ahora estamos realizando la Remodelación de la antigua Estación de Ferrocarril de Ceuta como centro cultural, la Rehabilitación del Palacio de Justicia de Palencia y la Transformación de la Antigua Fábrica Gal, catalogada como patrimonio industrial, para ser el nuevo Museo del Motociclismo Español en Alcalá de Henares. Esperamos iniciar en breve, en el apartado residencial, un conjunto de Viviendas Sociales en Ceuta y dos Casas unifamiliares en San Lorenzo del Escorial cerca de Madrid.

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Tras casi 30 años como profesores de proyectos en la ETSAM, ¿qué consejo creéis que es el más útil para las nuevas generaciones?
Acabamos los estudios en el año 83. La última clase de despedida la impartió un catedrático de nuestra Escuela, en un aula donde estábamos más de trescientos alumnos, y la acabó diciendo que el setenta y cinco por ciento de los que estábamos allí no construiríamos nada.
Existía una crisis económica en aquel momento. Luego la crisis de los noventa. Ahora tenemos una crisis mayor, pero también pasará. Afortunadamente la arquitectura abarca toda nuestra vida, es un proceso largo, nada que ver con los deportistas, por ejemplo. Es nuestro oficio sólo para el que se empeña en ejercerlo, el que está dispuesto a aguantar, y al final seguro que lo conseguirá. De nuestros compañeros de Escuela, con una perspectiva de treinta años, podemos decir que lo que vimos que querían hacer, en la mayoría de los casos, hoy ya lo han conseguido. Pues igual ha de pasar con los jóvenes que están empezando ahora. De acuerdo que estamos en una situación económica mala, que hay muy pocas oportunidades para los jóvenes. Pero el arquitecto que está saliendo ahora de nuestras Escuelas tiene una formación y una capacidad de proyección exterior mucho mayor que la que tuvo nuestra generación, donde estábamos programados para estar y trabajar en España. Los idiomas, experiencias Erasmus, intercambios,….., hace más fácil que miren hacia el mundo como lugar de oportunidades de una manera natural. Gracias a la formación que atesoran son muy cotizados en el exterior y no es difícil trabajar como colaborador en despachos internacionales.
Un arquitecto que empieza ahora tiene años para serlo de muchas maneras, de estar en muchos lugares, de salir y volver. No han cambiado las cosas, sólo que ahora toca el ciclo malo. No pasa nada.

¿Hacia donde se dirige la arquitectura en los próximos años?
Queremos pensar y desear que hacia una mayor honestidad y sensatez.