La disciplina de la arquitectura tiene un lenguaje universal que necesita de lo local, de lo autóctono, de lo tradicional. En GRAS Reynés Arquitectos siempre intentamos crear algo diferenciador que conecte con el contexto local, tanto por inspiración conceptual cómo por materialidad. Nuestro objetivo es transformar sin perder de vista el contexto. Hoy en día, la sostenibilidad no es una opción, es una obligación. En consecuencia, GRAS tiene siempre presente que el diseño arquitectónico está intrínsecamente relacionado no sólo con la eficiencia energética, sino también con la sostenibilidad en su sentido más amplio: social, económica, cultural y medioambiental. En el estudio, contamos con una veintena de profesionales cuyas habilidades, conocimientos, sensibilidad y visión innovadora, hacen de GRAS un equipo a la altura de los desafíos que presentan hoy en día los proyectos. Nuestros proyectos intentan elevar la calidad de vida de sus usuarios y mejorar la percepción del papel del arquitecto a través de una práctica ética y respetuosa. Entre ellos, se incluyen desde la creación de viviendas unifamiliares únicas hasta la construcción de edificios plurifamiliares, hoteles, edificios comerciales, diseño interior y urbanismo.

«Buscamos crear proyectos que se basen en la tradición, se conecten con la naturaleza y brinden espacios de calidad»

 

¿Por qué quisiste hacer de la arquitectura tu profesión?
Desde muy joven, sentí una pasión innata por el diseño y la construcción. Gracias a la influencia de mi padre, descubrí que la arquitectura es una disciplina que combina arte y técnica, y me atrajo la idea de poder materializar mis ideas y contribuir al desarrollo de espacios funcionales y estéticamente atractivos.
Además, la arquitectura es una profesión que tiene un impacto tangible en la vida de las personas y en el entorno que las rodea. Creo firmemente que la calidad de los espacios que habitamos influye en nuestro bienestar y en nuestra calidad de vida.

¿Qué te marcó más de tu etapa formativa en la ETSAUN y de tus colaboraciones con Carlos Ferrater y MVRDV?
Estudiar en Navarra fue una decisión complicada pero muy acertada. La elección lógica, siendo de Mallorca, era estudiar en la UPC en Barcelona, con todos mis amigos y conocidos. Aposté por algo diferente lejos de mi zona de confort. Tanto en la vida como en el trabajo es muy importante y enriquecedor salir de esta zona cómoda para afrontar nuevos retos.
Con Carlos Ferrater aprendí la importancia del detalle arquitectónico y el cuidado de la materialidad, mientras que MVRDV me abrió un nuevo mundo. Mi formación se completó con una visión global de la arquitectura y con unas metodologías de trabajo nuevas. Tenía planeado hacer unas prácticas de 3 meses y me quedé 4 años. Rotterdam entre 2002 y 2006, cuando trabajé en MVRDV, era el centro de la arquitectura mundial, fue una época única que sin duda ha marcado mi trayectoria.

¿Qué te lleva de vuelta a Mallorca y cómo surge vuestro estudio?
Dejar MVRDV fue una decisión difícil, pero surgió la oportunidad de continuar colaborando con ellos desde el despacho de Madrid mientras yo empezaba mi nueva carrera en solitario. Fueron unos años muy intensos, donde viví los últimos coletazos del boom arquitectónico-inmobiliario de España en 2007-2008. A partir de 2009, durante la crisis, poco a poco me fue surgiendo más trabajo en Mallorca, por lo que el trabajo y los lazos familiares me fueron dirigiendo cada vez más a establecer el despacho en Mallorca, aunque la oficina en Madrid siguió abierta hasta 2020, la cerramos durante la pandemia.

¿Cómo os influye en vuestra arquitectura estar afincados en Mallorca?
Estar afincado en Mallorca ha tenido un impacto significativo en mi enfoque arquitectónico. Mallorca es una isla con una rica historia y una belleza natural impresionante. Su clima mediterráneo, sus paisajes únicos y su rica cultura local son elementos que influyen directamente en la forma en que concebimos y diseñamos nuestros proyectos.
El entorno mallorquín nos brinda la oportunidad de fusionar la arquitectura contemporánea con la tradición local. Buscamos maximizar las vistas panorámicas, la luz natural y la ventilación cruzada en nuestras obras, permitiendo que los espacios interiores y exteriores se fusionen de manera fluida.
Es este enfoque el que trasladamos a nuestra arquitectura, buscando crear proyectos que se basen en la tradición, se conecten con la naturaleza y brinden espacios de calidad.
Por otra parte, Mallorca es un foco internacional cosmopolita con una gran afluencia de personas que llegan y se van, por lo cual la arquitectura que nos gusta proyectar puede tener un alcance tanto nacional como internacional.

¿Qué valores arquitectónicos son comunes en todos vuestros trabajos?
Aunque es importante tener en cuenta que cada proyecto tiene su estilo y enfoque individual, se podría decir que todos ellos buscan un equilibrio entre la funcionalidad y la estética, creando espacios atractivos, planificados y organizados de manera eficiente.
Por otro lado, la sostenibilidad es un valor cada vez más importante. Lo que implica el uso de materiales y técnicas de construcción respetuosos con el medio ambiente, así como la integración de estrategias de diseño que reduzcan el consumo de energía y minimicen el impacto ambiental.
Por último, todos nuestros proyectos se diseñan con el fin de lograr una integración armoniosa entre el edificio y su entorno, utilizando tecnologías y técnicas de construcción modernas, así como experimentando con formas y materiales no convencionales.

¿Cuál es la clave para crear proyectos diferenciadores que conecten con el contexto local?
La clave para crear proyectos diferenciadores que conecten con el contexto local radica en comprender y respetar la identidad y las características únicas del entorno en el que se desarrolla el proyecto.

Gomila Mallorca. Foto: Daria Scagliola

Entre vuestros proyectos encontramos diferentes acercamientos al ámbito hotelero, desde Casa Camper en Berlin, al Hotel de Las Letras en Madrid, Gecko Hotel en Formentera o los dos últimos trabajos en Mallorca como son la rehabilitación de la Finca Son Bunyola o Kimpton Mallorca. ¿Cuáles son los principales cambios que habéis notado que los hoteleros demandan a la hora de proyectar sus nuevos establecimientos?
Los productos turísticos evolucionan junto a la sociedad. En nuestro caso, el propio devenir del despacho nos ha dirigido hacia proyectos más especiales y exclusivos. Pero no exclusivos en cuanto a coste o “lujo”, palabra que no me gusta, sino hacia productos diferentes como los que mencionas.
Tanto el Kimpton como Son Bunyola son proyectos con un gran impacto en el entorno y la comunidad. Son Bunyola, al desarrollarse en un entorno natural único con un peso enorme del patrimonio y la naturaleza, y el Kimpton, un gran hotel-club social en una zona urbana consolidada, donde el club social tiene tanto peso como el hotel.
El cliente hotelero, como he mencionado antes, es un espejo de la sociedad, por lo que acertadamente o no lo que busca es mucha visibilidad e imagen inmediata y sostenibilidad en el sentido amplio de la palabra.

En el ámbito residencial habéis desarrollado numerosos proyectos y tenéis varias promociones en marcha. ¿Se proyectan las viviendas con otra mirada y adaptadas a las nuevas necesidades de la sociedad?
Si, claro. Siempre teniendo en cuenta el contexto social y económico en que se desarrollan. No es los mismo construir arquitectura en los años 70 que construir en la realidad social actual. Por ello, procuramos desarrollar proyectos de viviendas con una mirada renovada, adaptando nuestros diseños a las nuevas necesidades de la sociedad. Esto implica enfoques sostenibles, flexibles, tecnológicos y centrados en el bienestar de los habitantes. La arquitectura contemporánea está evolucionando para satisfacer las demandas cambiantes de una sociedad en constante transformación.

¿Cómo se puede equilibrar en Mallorca la oferta de viviendas para los residentes y para los turistas?
Es complejo y a la vez sencillo: a la mayor demanda mayor oferta. ¿Cómo se crea más oferta en un lugar donde no hay que consumir más territorio? Desarrollando todos los suelos públicos que están sin desarrollar porque la administración tiene una capacidad limitada de gestión, vender esos suelos o crear derechos de superficie sobre ellos, promover e incentivar el cambio de uso de establecimientos turísticos obsoletos a viviendas, fomentar que la iniciativa privada desarrolle vivienda social, es un error pretender que toda la VPO la tenga que promover la administración.
Cualquier solución es válida, a mi juicio, menos las de prohibición y limitación.

También estáis inmersos en el masterplan Gomila Mallorca junto a MVRDV. ¿Qué objetivos os habéis marcado para esta transformación de Palma de Mallorca?
Un proyecto único tanto por el cliente como por el lugar.
Es un proyecto que crea ciudad, barrio, desde la arquitectura y la iniciativa privada. Los objetivos fueron muy claros desde el principio crear algo único que conectara con la idiosincrasia del barrio y que tuviera en cuenta los valores del cliente.

¿En qué otros proyectos estáis trabajando actualmente?
En este momento nos encontramos trabajando en una gran variedad de tipologías de proyectos. Empezando con la reforma del antiguo edificio de Tito’s, en el paseo marítimo, pasando por la ampliación de un hotel en Marruecos, hasta la construcción y reforma del Colegio Montesión.
A la par de estos, tenemos en marcha un proyecto muy interesante en Estambul y varios proyectos residenciales locales tanto de villa privada como de bloque de viviendas.

¿Cómo veis la evolución del papel del arquitecto en los próximos años?
Se espera que el papel del arquitecto evolucione hacia una mayor integración de la sostenibilidad, el uso de la tecnología, la colaboración multidisciplinaria y la responsabilidad social y ética. Estas tendencias reflejan los cambios en las necesidades y demandas de la sociedad, así como los avances en la tecnología y la conciencia sobre la sostenibilidad.

Kimpton Aysla Mallorca. Foto: Tomeu Canyellas

Pont i Vic: Proyecto plurifamiliar en el casco antiguo de Palma. Foto: Tomeu Canyellas

Son Bunyola: Reconversión de una antigua finca agrícola en un hotel rural de 28 habitaciones para Virgin Limited Edition

Tennis Terraces en Santa Ponça. Foto: José Hevia

Stone Clubhouse para Nova Santa Ponça Golf en Malloca. Foto: José Hevia

Where Eagles Dare: Villa privada en Monport, Puerto de Andratx. Foto: José Hevia