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El despacho colaborativo Territori 24 se funda en 2005 en Barcelona por los arquitectos Bet Alabern, Alvaro Casanovas, Adrià Calvo, Filena Di Tommaso e Ivan Pérez con la voluntad de descubrir el complejo sistema de relaciones, sucesos, estructuras, procesos y dinámicas relativos al territorio. Entre sus trabajos realizados encontramos desde un edificio de equipamientos en Hospitalet de Llobregat (Barcelona), a la escuela-instituto de Sant Llàtzer en Tortosa (Tarragona), la ampliación y reforma del Centre Cívic Montserrat Roig en Terrassa (Barcelona) o el nuevo Centre Cívic de Baró de Viver (Barcelona) – que ha obtenido el LEED Platinum- así como multitud de proyectos residenciales, culturales, deportivos, sociosanitarios, de retail y de urbanización y participación ciudadana.

«El territorio tiene tanto una noción espacial como humana, trabajamos para las personas»

 

¿Qué os llevó a los cinco socios a fundar Territori 24 en 2005?
Alvaro, Iván y Adrià comenzamos a estudiar juntos en 1991 en la Escuela de Barcelona y Bet era del curso inferior. Compartíamos un “estudio” donde realizábamos los proyectos de la carrera. En diferentes combinaciones fuimos a estudiar al extranjero: Boston, Nancy, Sofia, Venecia… hasta que durante el Erasmus de Delft conocimos a Filena.
Cuando acabamos, todos nosotros empezamos a trabajar en despachos de arquitectos pero seguimos compartiendo pequeños encargos que íbamos realizando a cuatro manos en combinaciones variables.
En 2005 teníamos aproximadamente 30 años, nació el primer hijo, habíamos adquirido una cierta experiencia y tuvimos ganas de realizar nuestros propios proyectos, así que decidimos fundar la empresa para formalizar nuestra relación de hecho y sumar esfuerzos.

¿Cómo ha evolucionado este despacho colaborativo en estos primeros once años de actividad?
Los cinco socios teníamos formaciones y intereses distintos que iban desde el planeamiento hasta el diseño a pequeña escala, casi objetual, pasando por el espacio urbano y la edificación, pero compartíamos las ganas de colaborar y el interés por participar en proyectos transversales.
La sociedad la fundamos en el año 2006 cuando la curva de visados estaba en su punto álgido. Se puede Nuedecir pues que siempre hemos estado en crisis. La falta de contactos y clientes privados, la necesidad en fin, nos llevó a dedicarnos a la obtención de encargos a través de concursos públicos. Pero al mismo tiempo la crisis en los estadios de formación de la personalidad del despacho fue una oportunidad, la falta de trabajo nos permitió discutir i dedicarnos reflexionar y a dedicar esfuerzos a tareas diferentes a la realización de proyectos y obras.
Así nos dimos cuenta dela importancia de la gestión económica del despacho y de las obras, decidimos implantar la ISO 9.001 como metodología de trabajo y nos dimos cuenta de la importancia de como nuestra actividad impactaba sobre nuestro entorno, tanto ecológico como social.

 

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Centro Cívico Baró de Viver en Barcelona (LEED Platinum) Escuela-Instituto Sant Llàtzer en Tortosa (Tarragona) 

 

En vuestros proyectos es crucial –como vuestro nombre indica- la noción de territorio. ¿Cómo trabajáis las diferentes escalas de los proyectos para que estos devuelvan siempre algo al entorno en el que se desarrollan?
El territorio tiene tanto una noción espacial como humana, trabajamos para las personas.

¿Qué otros valores arquitectónicos comparten vuestros trabajos?
Provenimos de una tradición en la que la coherencia constructiva y arquitectónica es un valor propio. La arquitectura es un trabajo que requiere oficio y dedicación, mucho esfuerzo y constancia.
No sé si son valores arquitectónicos, pero también tratándose en su mayoría de proyectos sufragados con recursos públicos, tienen que costar lo que está presupuestado y como mínimo no colaborar a degradar nuestro país.

¿Los clientes que acuden a vosotros ya están concienciados sobre la necesidad de desarrollar edificios altamente eficientes y confortables o aún es necesaria la pedagogía?
Poco a poco la conciencia va calando. Cada día hay más privados que entienden que la eficiencia energética es un valor y que no únicamente se debe medir la sostenibilidad por el periodo de retorno de la inversión.
También hay promotores que creen firmemente en que es necesario un cambio de modelo con los que estamos trabajando actualmente, pero por lo general tenemos que realizar un gran esfuerzo en pedagogía y difusión.
A nivel institucional, exceptuando honrosas excepciones como puede ser el caso de BIMSA, o la Diputación de Barcelona, consideramos que aún falta mucho trabajo por realizar.

¿Qué importancia dais al ciclo de vida de los materiales constructivos y a la huella ecológica de vuestros edificios?
Obviamente no podemos seguir haciendo los edificios como hace una década, donde el único parámetro era la rentabilidad económica inmediata o la fotografía de la publicación de turno sin tener en cuenta la vida útil del edificio y las consecuencias que nuestras decisiones tienen para el usuario final. La crisis tiene que haber servido para algo.
La principal huella de nuestra actividad profesional son nuestras obras, que desde la extracción de las materias primas y hasta su desmontaje definitivo, permanecerán ahí durante decenios consumiendo permanentemente recursos.
Uno de los factores a tener en cuenta son los materiales. Que sean de proximidad, compuestos por materiales reciclados y reciclables ellos mismos. También es importantísimo que esto sea demostrable mediante certificados, no nos sirve la palabra del fabricante.
Pero mucho más importante aún es el sentido común en la aplicación de estos materiales y en el diseño de los edificios. Nuestras decisiones deben estar razonadas y contrastadas mediante modelaciones energéticas que nos permitan tomar las decisiones correctas. De la misma manera que el certificado energético obligatorio nos mide la eficiencia de nuestro edificio, un certificado voluntario (LEED, Bream, HQE, Verde, …) nos permite la comparación a nivel internacional.

 

«Desde la extracción de las materias primas y hasta su desmontaje definitivo, las obras permanecerán ahí durante decenios consu-miendo permanentemente recursos«

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Uno de vuestros últimos proyectos construidos como es el Centro Cívico de Baró de Viver es el primer equipamiento social de nueva construcción en España con certificado LEED Platinum. ¿Qué objetivos os marcasteis en esta obra?
En el concurso la eco-eficiencia no era un requisito explícitamente exigido. Nosotros por el contrario, apostamos diseñar un edificio que incorporara los valores de la sostenibilidad desapercibida y convencimos al Ayuntamiento de que no únicamente se podía construir un Centro Cívico altamente eficiente, sino que era posible hacerlo sin que esto significara un incremento de precio. De hecho el Centro Cívico finalmente costó algo menos de lo que estaba presupuestado, y según datos del Ayuntamiento un 35% que un equipamiento estándar de Barcelona.

En un contexto como el actual, ¿qué atención habría que prestar a la ciudad ya construida para lograr recuperar espacios públicos y devolvérselos a la ciudadanía?
La ciudad es el escenario de la vida pública mediterránea, es el lugar de encuentro y socialización, es el gran tesoro de nuestra cultura. La experiencia personal, el ir teniendo padres cada vez más mayores, el tener hijos pequeños, la enfermedad de uno de nosotros, nos ha hecho reflexionar y tomar conciencia de ello. Después de décadas de ceder terreno al vehículo privado, o realizar diseños desde la abstracción intelectual del arquitecto, tenemos que reconquistar la ciudad para las personas y con las personas.
La accesibilidad desapercibida y universal es un problema de actitud. Combinamos participación y proceso de diseño a través de una aproximación empírica y transversal.

¿En qué proyectos estáis trabajando actualmente?
Tenemos bastantes frentes abiertos, el hecho de poder enseñar un edificio LEED Platinum nos ha dado visibilidad y de hecho en el último año hemos triplicado el tamaño del despacho. Como proyectos más interesantes estamos estudiando la construcción de viviendas “sostenibles” para un promotor privado, estamos trabajando en la construcción de unas piscinas para un hotel termal en Francia y desarrollando un proceso participativo para la definición de una plaza pública en Barcelona.