01El estudio Acha Zaballa Arquitectos, afincado en Portugalete, está liderado por Cristina Acha y Miguel Zaballa.

Uno de sus últimos proyectos es la casa MORE House en Castro Urdiales así como un frontón en Armintza, tienen en marcha un edificio de 70 viviendas en Huesca y han ganado el concurso para una hospedería en Herrera del Duque. También han participado en concursos en Letonia o en Eslovenia.

 

 «Para que acontezca el hecho arquitectónico se trata de crear sinergias con el entorno»

¿Por qué hicisteis de la arquitectura vuestra profesión?
Por pura intuición. Atraídos por la creatividad y el cómo y porqué de lo que nos rodea.

Antes de fundar vuestro propio despacho habéis colaborado con otros estudios como MECSA, José Carlos Anasagasti o TECNEI Arquitectura- en el que además coincidisteis. ¿Qué os influyó de estas otras formas de plantear la arquitectura?
Entrar a formar parte con alto grado de responsabilidad en esas plantillas grandes nos permitió tomar parte en proyectos de envergadura.

Adquirimos una visión global del proceso y conocimos a nuestros colaboradores estables, el ingeniero de instalaciones Unai Martínez de la Hidalga, y los arquitectos Jon Bilbao y Josu Minteguia, nuestro apoyo fundamental en el diseño de estructuras. 
Fue un período de maduración en nuestra formación técnica. Este conocimiento de la realidad profesional nos decidió a independizarnos. Vimos que no es necesaria una estructura enorme para hacer buena arquitectura.

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Vivienda unifamiliar MOREhouse 

en Castro Urdiales (Cantabria)

 

Edificio de 70 viviendas

protegidas en Huesca

Reforma del Frontón de

Armintza (Bizkaia)

Desde 2006 estáis al frente de Acha Zaballa Arquitectos ganando diferentes concursos desde viviendas en Huesca, la rehabilitación de un área minera en Ocharan (Castro Urdiales) o un hotel en Herrera del Duque (Badajoz). ¿Qué importancia tienen los concursos de arquitectura para un despacho joven y cómo debería mejorarse la fórmula en un contexto como el actual?

Los concursos son una vía fundamental de acceso al trabajo para los jóvenes. Las quejas de la mayor parte del colectivo de la profesión hacen alusión a la falta de garantías, la masificación, la falta de compensación económica proporcional. Y todo esto es cierto. Pero el mayor problema reside en el escaso porcentaje del trabajo público que se vehicula a través del concurso. La tramitación de un mucho mayor porcentaje del trabajo de la administración a través de la fórmula del concurso de ideas, en vez de las simples licitaciones de servicios, permitiría un mejor reparto. Y redundaría sin duda en una mejora del rendimiento de los recursos sociales disponibles, una mayor calidad de nuestro entorno construido y en la garantía de preservación del buen hacer.
El grado de compromiso de la profesión con lo social es muy alto. Y así, asumimos que la participación en concursos de ideas requiere cierta dosis de altruismo, sabiendo que con honestidad todos los participantes tienen las mismas posibilidades de ganar, pero finalmente sólo habrá un proyecto considerado el mejor. Por tanto debemos asegurarnos el que ambas premisas sean ciertas como punto de arranque.
La falta de transparencia, el pretexto de lo farragoso de la tramitación, deberían quedar erradicados a favor de un análisis serio encaminado a la multiplicación y diversificación de las convocatorias de ideas.

¿Qué buscáis transmitir con vuestros proyectos?
Cada proyecto tiene sus propias particularidades, desde la localización al programa y todas las demás condiciones que definen el punto de partida para que acontezca el hecho arquitectónico. Pero en todos ellos creemos que se trata de crear sinergias con el entorno. Tratamos siempre de buscar una estrategia eficaz para poner en valor las relaciones existentes y superponer o infiltrar nuevas relaciones. 

Después de todo el proceso, tensado por la coherencia y la consecuencia, nos gustaría que esa lógica propia resulte legible.

“Tratamos siempre de buscar una estrategia eficaz para poner en valor las relaciones existentes y superponer o infiltrar nuevas relaciones.”

Entre vuestros proyectos destaca la reforma del Frontón de Armintza. ¿Cómo surgió este proyecto y cómo lograsteis intervenir en este edificio?
Habíamos participado en el concurso de reurbanización del barrio de la Atalaya que se celebró en 2006. La propuesta, muy ambiciosa, trascendía el ámbito estrictamente urbanizado y proponíamos una serie de intervenciones sobre las dotaciones existentes, entre las que por iniciativa propia incluimos el frontón. Ganamos el segundo premio.
Un año más tarde el Ayuntamiento nos llamó para remodelar los vestuarios del frontón. Se trataba de modernizar la dotación mediante la intervención sobre la pequeña caseta existente adosada al testero. Como el frontón está construido contra la ladera, con su ampliación parte del presupuesto se destinaría a excavación, contenciones, drenaje… 
Propusimos como  alternativa trasladar la intervención del testero a la fachada principal, de manera que la proporcionalidad entre inversión y resultado fuera mayor. Este argumento de mayor visibilidad de la intervención convenció al ayuntamiento. Así fue como sustituimos la fachada preexistente por lo que denominamos una nueva fachada equipada y retomamos la propuesta del concurso.
En este caso, más que la cuestión funcional, el reto estaba en mejorar la relación con la trama urbana: la continuidad del espacio público y la relación con los edificios de vivienda en cerrada proximidad, entendiendo el frontón como una extensión de ese espacio soporte de la actividad urbana. Propusimos un alzado en tres órdenes: las cajas de colores que albergan los vestuarios y otros servicios abajo, el vuelo con fuertes sombras que protegen el graderío en el orden intermedio y el plano terso blanquecino de la envolvente renovada arriba. Se trata de trasladar el peso abajo y generar una lectura gradual del gran volumen en la trama de estrechas calles.

¿Qué valores arquitectónicos os gustaría que identificaran el conjunto de vuestra obra?
Coherencia, rigor, orden, flexibilidad, eficiencia, enraizamiento. Todos nuestros proyectos buscan tener en común la dualidad complejidad-sencillez; complejidad en cuanto a los estratos de información y relaciones que se pretenden aglutinar, y sencillez en cuanto a la imagen unitaria y la lógica propia resultante de fácil lectura.
Tratamos de que estas características se hagan visibles en proyectos tan dispares como en la Hospedería de Herrera del Duque, en la recuperación de los túneles mineros de Ocharan o en las viviendas de Huesca,  y se mantengan con honestidad en y tras el proceso de obra. Para ello contamos con aliados imprescindibles como Manuel Omiste, aparejador en las viviendas de Huesca.

“Todos nuestros proyectos buscan tener en común la dualidad complejidad-sencillez; complejidad en cuanto a los estratos de información y relaciones que se pretenden aglutinar, y sencillez en cuanto a la imagen unitaria y la lógica propia resultante de fácil lectura.”

Recientemente habéis finalizado vuestro proyecto residencial MOREhouse. ¿En qué ha consistido?
La MOREhouse trata de ser un ejercicio de máximos a partir de unas premisas limitadoras: una parcela pequeña y un presupuesto limitado.

Al aplicar las reglas de edificabilidad máxima y las distancias mínimas a linderos, resulta una planta cuadrada en el centro rodeada por una banda homogénea sin cualificación en la que es difícil escapar de la violencia que impone la presencia de edificaciones contiguas. 
En la búsqueda de ese espacio exterior cualificado, con privacidad, que no se puede lograr en extensión, tratamos de generarlo en altura. Proponemos excavar la alineación sureste-suroeste para conseguir un jardín privado, rehundido y soleado. Este espacio se complementa con el resto de la plataforma a cota 0, y con la terraza alta por encima de la cumbrera de la vivienda contigua.
La seriación de una unidad de volumen y su superposición deslizada ofrecen un esquema de implantación muy flexible para ordenar toda esta serie de espacios exteriores, prolongación del programa interior. Se generan espacios exteriores cubiertos y descubiertos, bajo y sobre los vuelos, multiplicando sus posibilidades de uso y protegida su intimidad al evitar la colindancia inmediata con superficies ajenas.
El hecho de que los propietarios sean aficionados al montañismo y la escalada ayudó en la discusión de la conveniencia de renunciar a un garaje cubierto bajo rasante a favor de un jardín exterior excavado. Los muros de contención plegados como boulder fueron un argumento a favor.
El tratamiento constructivo tiene que ver con la seriación planteada en la composición volumétrica. Un hueco seriado se repite en cada alzado. El repertorio de materiales es muy escueto. La vivienda se muestra a la alineación exterior como una sencilla construcción, mientras que desde el fondo de la parcela pone al descubierto la multiplicidad de escenas en su acercamiento al contacto con el exterior.

05También habéis participado en concursos en Ljubljana (Eslovenia) y en Letonia. ¿Cómo ha sido esta experiencia europea y qué reto supone la internacionalización de la actividad arquitectónica?
Participar en convocatorias internacionales nos ha permitido mantener el ritmo de trabajo, cuestión que consideramos importante para no anquilosarnos y seguir creciendo. El mayor reto consiste en trabajar a distancia, con lo que eso conlleva.

¿Cómo creéis que ha cambiado el papel del arquitecto y lo que hoy en día le demanda la sociedad?
El arquitecto es un trabajador creativo, que pone a disposición de la sociedad sus conocimientos e investigaciones en espacio, forma y tecnología. Cada arquitecto pertenece y se debe al tiempo en que le toca ejercer. No creemos que el papel del arquitecto haya cambiado esencialmente en esta naturaleza básica. Lo demandado hoy, un mayor compromiso si cabe. 


Fotografías: José Manuel Cutillas Estibaliz Mugeta