Díaz & Díaz Arquitectos, dirigido por Gustavo Díaz García y Lucas Díaz Sierra, tiene oficinas abiertas en A Coruña y Madrid. Desarrollan una amplia gama de trabajos, tanto de obra pública como de obra privada, que abarca desde edificios institucionales, administrativos o dotacionales hasta la vivienda colectiva o singular. Algunos de los trabajos terminados en los últimos años son: Nuevo Edificio de Juzgados en Pontevedra, Rehabilitación y reestructuración del Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Madrid, Nueva Lonja del Puerto de Ribeira (A Coruña), Edificio de control del Puerto de Ferrol, Aparcamiento público para el Centro Oncológico y Hospital Materno-Infantil de A Coruña, Reforma integral de la Residencia de Mayores de Meixoeiro-Vigo, Hostel en Montepío-Lisboa, 9 viviendas unifamiliares en hilera en Meixón Frío-Oleiros (A Coruña). Además de diferentes promociones residenciales, tienen en curso proyectos como la reforma y reorganización del Complejo Administrativo San Caetano en Santiago de Compostela, el Complejo deportivo en El Castrillón (A Coruña) o la rehabilitación y cambio de uso de un edificio con catalogación parcial en la Calle Alcalá de Madrid.

«Buscamos la sencillez porque para nosotros es la manera de llegar a la belleza, a la utilidad, al rigor constructivo y a la economía en la obra.»

 

¿Por qué habéis elegido esta profesión?
Lucas: Sin duda, hay una clara componente vocacional, que se va transformando en una fuerte tradición arquitectónica en nuestro entorno familiar. Yo he crecido rodeado de arquitectos y la arquitectura siempre ha estado presente en nuestras vidas. Tanto para mi tío Gustavo como para mí, la arquitectura siempre ha sido algo más que una profesión, es una pasión compartida por toda la familia.

¿Cómo surge la colaboración tío-sobrino y la nueva etapa del estudio qué ha supuesto?
Lucas: En el año 1999, mientras estaba finalizando mis estudios de arquitectura en Barcelona, mi tío Gustavo ya dirigía un despacho de arquitectura, con una dedicación permanente a los concursos. Necesitaba asistencia para presentarse a algunos, y así se originó nuestra primera colaboración. Nos presentamos a tres y ganamos. Fue un momento emocionante y gratificante para ambos y, al concluir mi formación académica, Gustavo me propuso formar una sociedad profesional en 2000, dando origen al estudio de arquitectura que hoy en día dirigimos. Esta nueva etapa nos permitió combinar nuestras habilidades, experiencias y perspectivas para abordar proyectos de manera más integral y creativa. En este sentido, los concursos siempre han sido una parte fundamental de nuestra práctica profesional, una manera de acceder a encargos más atractivos, variados, exigentes… y también más gratificantes. Durante ese tiempo, hemos crecido como equipo y hemos ido conformando una manera de trabajar, una manera de afrontar los encargos, que pretendemos haber convertido en nuestra seña de identidad.

¿Qué líneas comunes podemos encontrar en todos vuestros trabajos?
Gustavo: Lo cierto es que, al enfrentarnos al proyecto, no intentamos sujetarnos a un paradigma, a unas reglas predeterminadas, a un estilo impuesto “a priori”. Acabamos sintetizando hallazgos obtenidos de fuentes diversas. Siempre intentamos dar respuestas a las preguntas que surgen del propio proceso proyectual, y formularlas de la manera más sincera que seamos capaces. En ese sentido, aspiramos a que cada proyecto tenga su propia lógica interna, que la solución nazca dejando hablar al lugar, a los condicionantes específicos de cada encargo, que son las fuerzas que de verdad deben dar lugar a la propuesta resultante. Enfocado así, el proyecto es una singladura, al final de la cual debemos preguntarnos si hemos hecho lo correcto, si hemos conseguido llegar a puerto. Nosotros nos conformamos con conseguir, realmente, los atributos que Vitrubio exigía a la obra arquitectónica: “Firmitas, Utilitas, Venustas”. Nada más, y nada menos.
Y siempre teniendo como meta la sencillez, que no es, ni mucho menos, lo más fácil. Porque la sencillez sólo se logra tras un proceso de depuración formal que es, necesariamente, el correlato de un esfuerzo por la claridad del pensamiento. Para conseguirlo hay que ser riguroso en el análisis, o al menos intentarlo, y dejar un espacio para la intuición poética. Lo sencillo es opuesto a lo simple. La sencillez es la manera afortunada de dar respuesta a requerimientos complejos, y posee capacidad de readaptación. Lo fácil es dar respuestas simples a la complejidad, mediante la acumulación desordenada de gestos, el barullo, que da como resultado la complicación, que es cara y carece de capacidad para readaptarse. Buscamos la sencillez porque para nosotros es la manera de llegar a la belleza, a la utilidad, al rigor constructivo y a la economía en la obra
Lucas: Siempre hemos trabajado por una arquitectura contextualizada, entendiendo el contexto en su acepción más amplia, es decir, el conjunto de todos los aspectos y circunstancias que influyen en el proyecto. Dentro de este planteamiento, la relación con el lugar, la integración en el entorno físico, sin olvidar los aspectos simbólicos, es prácticamente la primera cuestión que nos planteamos. Cómo el proyecto recoge el mensaje del lugar, y cómo la obra aporta algo al mismo, nos importa mucho, y es siempre objeto de reflexión y discusión durante la realización del proyecto.

Al pasar los años y volver a vuestros edificios, ¿qué es lo que os gustaría encontrar?
Gustavo: Buscamos que nuestros edificios perduren en el tiempo gracias a su sencillez y adaptabilidad. Nos esforzamos por crear obras que se integren en el lugar desde el principio. Queremos que, a lo largo de su vida útil, sigan prestando un servicio vital a la comunidad, que estén vivos y sean parte activa de la vida urbana, dialogando armoniosamente con su entorno. Que se vean bien conservados y envejecidos de manera natural.

Pensar y ejecutar arquitectura en un entorno tan rico como el de Galicia es clave en vuestra mirada… ¿Qué importancia tiene, con los proyectos fruto de concursos públicos, intentar devolver algo a la sociedad más allá de lo que se pide en los pliegos y programas?
Gustavo: Obviamente, los proyectos deben satisfacer las necesidades funcionales y técnicas específicas del encargo. Pero, en nuestra opinión, también deben tener el potencial de contribuir significativamente a la mejora del tejido social y urbano de la comunidad. Deben constituir una oportunidad para enriquecer el entorno, promover la interacción entre las personas y mejorar su calidad de vida.
Al ir más allá de los requisitos básicos del concurso, podemos incorporar elementos que fomenten la inclusión, la accesibilidad y la sostenibilidad, así como crear espacios públicos de encuentro y recreación que beneficien a todos los ciudadanos.

 

Reforma del edificio de Espellos en San Caetano (Santiago) en colaboración con MIBA Architects. Fotos: Juan Rodríguez

En los concursos recientes que habéis ganado subyace en todos ellos una voluntad de abrir los edificios y generar espacio público. ¿Qué os lleva a esta decisión?
Lucas: Para nosotros, es crucial considerar el impacto que nuestros edificios pueden tener en el espacio público y en la vida de las personas que interactúan con ellos. El espacio público es un componente vital de nuestras ciudades y comunidades, y los edificios públicos tienen el potencial de servir como elementos de conexión entre diferentes áreas y actividades. Buscamos que nuestros edificios establezcan una relación significativa con su entorno. Esto se puede lograr a través de un diálogo visual o físico con los espacios circundantes, promoviendo la interacción entre lo privado y lo público.

Apostáis por la colaboración con otros estudios, como con Miba Architects, Castroferro Arquitectos o Alejandro Tarrío. ¿Cómo os ha enriquecido esta doble mirada a la hora de abordar estos proyectos en marcha?
Lucas: En plena crisis del 2008, nos vimos en la necesidad de buscar trabajo fuera de España. Fue entonces cuando surgieron colaboraciones en el extranjero, como la construcción de un hotel en Lisboa, en colaboración con Gonçalo Byrne, y otros proyectos en colaboración con diversos estudios de arquitectura de Francia. Esta experiencia amplió nuestra mirada y nos permitió compartir experiencias con otros estudios que comparten nuestros valores, con los que podemos enriquecernos mutuamente. Entendemos la arquitectura como un arte altamente colaborativo.
Contar con un equipo competente y diverso nos brinda la capacidad de aportar un valor añadido a cada proyecto. Siempre tratamos de buscar personas afines, que compartan nuestra visión, para formar así equipos cohesionados capaces de dar respuesta a las exigencias y los desafíos de cada proyecto de manera efectiva y satisfactoria.

¿En qué otros trabajos estáis trabajando?
Gustavo: Actualmente en el estudio estamos trabajando en una amplia variedad de proyectos. Hay que mencionar en primer lugar las actuaciones en el Complejo Administrativo San Caetano en Santiago de Compostela, sede de la Xunta de Galicia. Estamos empezando el Nuevo Edificio Administrativo, en el solar antes ocupado por la Estación de Autobuses, y acabamos de terminar la Rehabilitación del Edificio Posterior Izquierdo. Esta obra ha supuesto un replanteamiento integral de su eficiencia energética, con un rediseño completo de su envolvente, enfocado a la integración ambiental y urbanística del edificio en el Complejo, redefiniendo, a la vez, una importante fachada urbana, y eliminando elementos descontextualizados. Para ello se ha recurrido a la construcción ligera basada en la madera.
Lucas: El Nuevo Edificio Administrativo de la Xunta de Galicia en Ourense, el Edificio de Investigación e Innovación en la Industria EI3 de la Universidad de Santiago en el Campus de Ferrol y los Platós Virtuales en la “Cidade das TIC” de A Coruña, son otros trabajos en marcha, de obra oficial.
Además, podemos citar los departamentos para pescadores en el Puerto de Muxía, promociones de viviendas colectiva o unifamiliares, tanto públicas como privadas, etc.

¿Cómo veis que cambiará el papel del arquitecto a medio plazo? ¿Se demanda otro tipo de visiones y aptitudes?
Lucas: En España, a diferencia de otros países en los que la arquitectura cada vez se especializa más en diseño arquitectónico, la figura del arquitecto sigue siendo bastante tradicional. El arquitecto continúa llevando a cabo todos los procesos del proyecto, desde la concepción hasta la construcción, manteniendo esta visión global y completa.
Es cierto que asociarse con ingenierías resulta beneficioso para resolver problemas específicos en proyectos complejos, pero, el hecho de conservar esta estructura tradicional, permite al arquitecto tener una capacidad multidisciplinar y ser partícipe en todos los procesos, algo muy beneficioso para el resultado de las obras.
Sin embargo, a nuestro parecer, en los últimos años la práctica de la arquitectura ha caído en una especie de demagogia, dando más importancia a la imagen final, y descuidando otros aspectos más relevantes. Los arquitectos parecen centrarse demasiado en la estética, la foto final, olvidando la importancia de la utilidad y calidad de los espacios.
Nosotros abogamos por una arquitectura bien hecha, con sentido común. La arquitectura, además de bella, ha de ser útil y funcional, y es fundamental reivindicar el buen trabajo técnico y la solidez en la construcción. La arquitectura debe ser algo bien hecho, bien construido. No debe de ser superficial, debe tener fondo. Debe poder ser cuestionada y debe ofrecer respuestas claras, sencillas y fundamentadas.
A modo de conclusión, al haber podido analizar la figura del arquitecto a lo largo de las generaciones pasadas y presentes, creemos que el arquitecto en España, que cuenta con esa formación global, ha de saber utilizarla. El arquitecto no debería dejarse llevar por esta tendencia actual en la que parece que lo único importante es conseguir una imagen atractiva, sino que debe ir más allá, la arquitectura debe estimular al observador de un modo armónico, debe influir en la sociedad.
Recuerdo una conversación con Eduardo Souto de Moura donde me decía que los arquitectos debían esforzarse por lograr el mejor resultado en sus proyectos, sin ir persiguiendo un premio. Creemos firmemente en esta afirmación. Cuando la arquitectura vaya más allá de la mera imagen y logre influir, emocionando al observador y mejorando su entorno, entonces recuperaremos el prestigio de nuestra profesión y su valor significativo en la sociedad.

Nuevo edificio administrativo de la Xunta de Galicia en Ourense

UDC Ferrol

Viviendas en As Galeras. Foto: Wifre Meléndez

Complejo deportivo e Castrillón (A Coruña). Foto: Wifre Meléndez

Plató virtual en la Cidade das TIC, A Coruña