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El estudio de arquitectura Collarte Architects tiene sedes en A Coruña y Perú, desarrollando proyectos residenciales, hoteleros, espacios públicos y edificación pública. Liderado por el arquitecto Luis Collarter, el despacho ha construido promociones residenciales en Madrid, Vigo, A Coruña o Santiago, así como la rehabilitación de los paradores de San Marcos (León), El Hierro (Canarias), Reyes Católicos (Santiago), Cádiz y hoteles en Ourense y Paracas (Perú). Entre sus trabajos también destacan proyectos que han liderado la transformación de A Coruña como el Museo de Bellas Artes, el recinto ferial ExpoCoruña, el Museo Domus o la reciente rehabilitación de la dársena de la marina (A Coruña), entre muchos otros trabajos.

«Es inevitable depositar en los proyectos una propuesta de vida. Al determinar lo que se construye estás dando tu opinión.»

¿Qué le apasionó de la arquitectura para hacer de ella su profesión?
Supongo que no fue una sola razón, como casi siempre sucede en la vida. Mi entorno y mi educación influyeron, soy hijo de un buen constructor. A los 15 años era cuando había que empezar a tomar decisiones en aquella época. Y yo trace un primer proceso de racionalización crítico. Concluí que me interesaban mucho las personas y su largo tránsito por este planeta, y decidí que tenía que dedicar mi vida a algo que me permitiese profundizar en ese recorrido y su proyección futura.
El hecho de construir me era muy próximo, y eso acabo por inclinar la balanza. El simple hecho de construir enfrenta al ser humano con una increíble cantidad de elementos emocionales y racionales que influyen en el resultado final. No hay nada de lo que rodea a un proceso constructivo que le sea ajeno al ser humano y su curiosa forma de ser. Eso es lo que hace atractivo este trabajo.

¿Qué le marcó más de su etapa de estudiante en la ETSA de A Coruña?
Tuve la suerte de entender muy pronto, que el periplo por la escuela era un proceso de autoformación. Una tarea muy personal y propia de cada uno. Te tienes que construir a ti mismo, antes de construir para los demás. Y a eso dedique mi tiempo. Recibir información de los demás es algo muy interesante. Analizar porque otros, profesores y alumnos, llegan a conclusiones muy diferentes a las tuyas sobre un determinado asunto es algo muy divertido e instructivo. Reconozco haber tenido la suerte, de que la mayor parte de mis profesores comprendieron que estaba en esa tarea de modo serio y profundo, y me otorgaron cierta autonomía. La cosa fue bien, porque estoy seguro de que yo no hubiera aceptado otra forma de aprender o de caminar por este largo camino que nunca tiene fin.

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Recinto ferial ExpoCoruña Proyecto de crowfunding inmobiliario Housers
Proyecto de ordenación de La Marina (A Coruña) 

Entre sus trabajos encontramos desde viviendas, a centros de salud y hospitales, centros de investigación y centros cívicos y multiusos, auditorios, palacios de deportes, hoteles y paradores o restauración de patrimonio, entre muchos otros. ¿Cómo se consigue con una obra tan variada tener un sello propio?

Eso es bien sencillo, la arquitectura es un proceso de trabajo personal, por más complejo que hoy sea. Un arquitecto, se manifiesta desde su interior y debe de racionalizar sus conclusiones para poder compartirlas en el mundo real.
El proceso de creación arquitectónica, nunca es el resultado de la aplicación y resolución de una fórmula matemática. Si en algo se parece es que siempre es un sistema en el que el número de incógnitas es mucho mayor que el número de ecuaciones del que dispones para resolverlo. Es necesario utilizar asignaciones valoradas a esas incógnitas, hasta encontrar el modo de resolver el sistema.
El trabajo del arquitecto, es asignar esos valores iniciales. A partir de ahí, todo debe de ser pasado por el tamiz de la lógica racional. Muchas veces es necesario ir y volver muchas veces.
Las emociones son imprescindibles en este proceso, y eso es algo personal e intransferible que todos absolutamente todos llevamos dentro. De ahí parte la supuesta originalidad o el sello personal. Cuando eso sucede, no es un hecho muy excepcional, es simplemente un ser humano que ha conseguido extraer lo que lleva dentro para dárselo a los demás.

¿Qué le gustaría que experimentaran los usuarios en sus edificios?
Es inevitable que uno deposite en sus proyectos una propuesta de vida. De alguna forma al determinar lo que se construye estás dando tu opinión. Es algo un poco injusto, hasta si se quiere. Tiene riesgos, y tiene ese punto de atrevimiento cargado de buenas intenciones que a veces acaba en el desastre. El espectro de la clientela usuaria es de tal amplitud, que esto se convierte en un problema solo solucionable desde la búsqueda de criterios de uso asumidos por la mayoría. Pero eso tampoco es algo estático. Esta sociedad se caracteriza por su dinamismo. El arquitecto tiene que enfrentar ese asunto y ser muy consciente de que no se puede permanecer al margen de esos cambios, y tampoco se pueden dar pasos demasiado grandes hacia el futuro. Sin riesgo no hay diversión.
Los edificios tienen la obligación de generar emociones a sus usuarios, además de resolver las necesidades para los que han sido creados.

A lo largo de su carrera ha colaborado también con otros grandes arquitectos como Arata Isozaki o Manolo Gallego, entre otros. ¿Qué se aprende al compartir la visión?
Son siempre contactos muy interesantes, todo arquitecto tiene un mundo interior rico y curioso. Entrar en su madriguera, o afrontar la resolución de un asunto con ellos, ayuda a comprender mejor ese mundo y es evidente que uno crece.
Pero yo he recibido grandes clases de arquitectura de personas que eran labradores, canteros o curas. Si uno se fija bien, y utiliza los ojos adecuados, las lecciones de arquitectura están en todas partes.

Entre sus trabajos recientes encontramos una de las grandes intervenciones que ha tenido lugar en A Coruña como es la Ordenación de la Marina. ¿Cómo fue la lucha contra el presupuesto en este importante trabajo?
La lucha contra el presupuesto, no fue nuestra. En esa obra fuimos los proyectistas y solo asesores técnicos en alguna de las fases. El control de ejecución y presupuestario correspondió a los técnicos de la Autoridad Portuaria y del Ayuntamiento.
Desde el punto de vista personal, estamos muy contentos con los primeros pasos y con las conclusiones generales de la obra. Por el medio, habría mucho que decir.
Este es un caso curioso, y digno de estudio. Se trata de un espacio, con un increíble éxito de público cada vez que sale el sol. Aquello se convierte en un espectáculo de gente, disfrutando de la libertad de un espacio único en el mundo.
Nosotros le llamamos en el estudio, EL PENTAGRAMA. Se trata de una obra que aún está por escribir. Nosotros hemos puesto la base para que la ciudad se exprese. Y realmente pensamos que eso se debe de quedar así, para que se puedan escribir muchas obras musicales diferentes.

«Los edificios tienen la obligación de generar emociones a sus usuarios, además de resolver las necesidades para los que han sido creados«

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¿En qué proyectos está trabajando actualmente?

Ahora estamos con un centro comercial, muy peculiar en Perú. Es una tipología nueva dentro de este tipo de espacios con los que ya tuvimos contacto desde hace 20 años. Esto es algo nuevo. Seguimos con hoteles también en Lima y estamos iniciando un anteproyecto súper interesante. Una nueva tipología de edificio mortuorio. Una pirámide de nuestra época. En España, estamos con cosas más pequeñas pero siempre interesantes. Colaboramos con el primer Crowdfounding inmobiliario del país. Estamos seguros de que su impacto en la forma de concebir la edificación residencial va a cambiar algunas cosas en nuestro país.

El despacho también ha dado el salto a Perú en los últimos años. ¿Qué supone trabajar al otro lado del charco?
Supone una experiencia muy enriquecedora. Al inicio un tanto abrumadora, luego muy instructiva y reconfortante. Uno se da cuenta de que los instrumentos que pone a nuestra disposición la ciencia arquitectónica son polivalentes y no tienen fronteras. Vuelve a ser necesario aprender y comprender otras formas de vida, en definitiva es un aprendizaje en el que la experiencia almacenada juega un papel de acelerador de los resultados.

¿Hacia dónde debería evolucionar una ciudad como A Coruña en la que ha intervenido tantas veces?
Quizás el mayor problema de esta ciudad, sea la falta de valentía para afrontar un futuro para el que se dan todos los factores de éxito. Curiosamente es un caso muy similar al de Vigo, su principal competidora en la región.