Beñat Saratxaga y Gentzane Goikuria, ambos arquitectos titulados en la ETSA de Donostia son los fundadores de Behark. El trabajo de este estudio establecido en Bilbao ha sido ampliamente publicado y han recibido numerosos premios y reconocimientos entre los que destacan dos premios COAVN, dos premios Egurtek y un premio AITIM.

«Siempre hemos dicho que nuestra virtud principal es la actitud, la forma de abordar los encargos»

 

¿Qué os llamó la atención de la arquitectura para hacer de ella vuestra profesión?

Beñat: Yo siempre había pensado elegir una carrera artística, especialmente Bellas Artes, y aunque la posibilidad de estudiar arquitectura llegó bastante de improviso, a día de hoy me resulta imposible imaginar mi vida no siendo arquitecto. Siempre he tenido claro que el motor fundamental que me mueve es el de la creación y la práctica de la arquitectura ha resultado fundamental para dar salida a esa necesidad vital a muchos niveles.

Gentzane: En mi caso siempre me han atraído las carreras vinculadas al pensamiento como filosofía pero la arquitectura también me atraía, por su capacidad transformadora y su componente social. Es una bella herramienta de cambio por la influencia que tiene en la vida de las personas y de alguna manera siento que por su relación con otras disciplinas como la sociología me ha permitido no prescindir de ninguna de mis pasiones. ¿Cómo se unen vuestros caminos? Aunque de cursos distintos nos conocemos en la ETSA de Donostia y enseguida colaboramos en bastantes causas e iniciativas sociales con mayor o menor relación con la arquitectura. Siempre nos ha interesado el aspecto social de nuestra profesión. Posteriormente y a raíz de nuestra amistad también acabamos trabajando juntos en otros estudios de arquitectura, aunque no de continuo, hasta que en una época similar ambos decidimos establecernos por nuestra cuenta. Es entonces cuando empezamos a colaborar como una forma de conseguir más trabajos y sobre todo llevarlos a cabo más fácil y eficientemente.

¿Qué os influyó más de vuestra formación en la ETSA de Donostia?

Creo que de los años de formación en la escuela de Donostia la lección más significativa que extrajimos fue la de prepararnos para una profesión muy exigente. En aquellos años la carrera era muy dura y resultaba necesaria una capacidad de trabajo y una resistencia muy grande para poder afrontarla. Por otro lado la escuela de Donostia era aún muy joven, con un profesorado bastante heterogéneo y no tenía unas líneas de trabajo o estilo muy definidas, algo que uno quizás aprecia en otras escuelas más establecidas, por lo que quizás salimos de allí con una visión muy ecléctica y muy abiertos a todo tipo de influencias, muy acostumbrados además a cuestionarnos todo y a buscar referencias en cualquier parte, algo que creo que ha resultado muy positivo en nuestro trabajo posterior. Solemos decir que somos como Des glaneuses, las espigadoras del cuadro de Jean-François Millet o la película de Agnes Vardá, recogiendo las espigas olvidadas de los campos cosechados para reutilizarlas y aprovecharlas en nuestros proyectos.

¿Cómo ha evolucionado el estudio desde su fundación en 2009?

En realidad la fecha de finales de 2009 supone el inicio de los trabajos en solitario realizados en colaboración entre Gentzane y yo, después de haber trabajado en varios estudios de arquitectura durante nuestros primeros años de profesión. Los primeros trabajos, pequeños encargos y concursos, los realizábamos además con otros compañeros, pero poco a poco se va afianzando nuestra colaboración y al final se va estableciendo una dinámica que nos lleva a la formación de una estructura más estable en la Gentzane y yo formamos el núcleo principal. Esos primeros años son unos años muy duros y a pesar del ingente trabajo que realizamos la evolución resulta muy lenta, aunque poco a poco vamos obteniendo cierto reconocimiento, fruto del trabajo realizado, o como solemos decir nosotros de la actitud, de la obstinación por intentar aprovechar cualquier resquicio para generar una transformación positiva en nuestro entorno. Son años de una gran precariedad, lo que impide también generar equipos muy estables. En los últimos años eso ha cambiado un poco, y el estudio tiene un equipo mayor y más estable, pero la situación para el ejercicio de la profesión sigue siendo en general mucho más precaria de lo deseable, y más cuando el vector principal que mueve los recursos del estudio es buscar siempre la solución más adecuada para cada encargo, sin escatimar nunca en la cantidad de trabajo invertido en cada proyecto.

¿Qué características a la hora de enfocar los proyectos son comunes en todos los proyectos que realizáis en Behark?

Siempre hemos dicho que nuestra virtud principal es la actitud, la forma de abordar los encargos. Decía el poeta Paul Éluard que solo hay poetas esperanzados ante el mundo y poetas desesperados por él, y  que es su esperanza o su desesperación la que mueve su imaginación. Éluard era un poeta esperanzado. Nosotros creemos en los arquitectos esperanzados. En los arquitectos que independientemente del limitado alcance de la tarea encomendada, del limitado presupuesto o de las dificultades coyunturales, intentan posibilitar una transformación positiva de las situaciones construidas y del entorno en el que actúan. Los arquitectos que frente a una obra nueva, frente a una intervención de rehabilitación o simplemente de reparación, buscan siempre una mejora de las condiciones de partida y aprovechan cualquier resquicio para favorecer esa posibilidad trasformadora.

 

Last Chance For A Slow Dance

Arquitectura silenciosa con gran observación del lugar y eficiencia en su ejecución son dos de los ejes en los que trabajáis. ¿A qué se debe esta voluntad?

Desde el principio de nuestra andadura identificamos nuestra arquitectura con el silencio. El silencio que se deriva de plantear solo lo pertinente, lo verdaderamente necesario para lograr los objetivos establecidos para cada proyecto de la forma más eficiente posible. Evidentemente había en este planteamiento una postura moral o ideológica y una postura estética. La moral está ligada a la rebelión contra a la época anterior a la crisis, una etapa de derroche, de oportunidades desaprovechadas o perdidas, contra la que sentíamos no cabía sino revelarse, y más cuando uno la revisa críticamente con la perspectiva de los años que han venido después. Años en los que, como decía Smiljan Radic de la austeridad de la arquitectura de Cecilia Puga, de su hacer lo justo, de su escasez,  nos vimos abocados a “tratar de construir con la carencia”. La postura estética, que quizá resulta más discutible vistos algunos de nuestros proyectos más recientes, tenía relación con la arquitectura suiza de finales del siglo pasado que en cierta manera nos influyó mucho en nuestros inicios. En palabras de la crítica Irina Davidovici ésta se distanciaba de otras declaraciones arquitectónicas legibles mediante su postura lacónica, adoptada como una tentativa de resolución del conflicto entre su dimensión estética y moral. La primera presumía un control subjetivo absoluto, y la última discreción y apertura hacía el contexto de la arquitectura. Su silencio, era su declaración más firme.

¿Qué sensaciones os gustaría que experimentasen los usuarios de vuestros trabajos?

Joie de vivre. Alegría de vivir, habitar, trabajar, compartir, cuidar, cultivar, comerciar, jugar, almacenar e incluso de transformar los espacios que proyectamos.

Entre vuestros trabajos encontramos gran número de viviendas. ¿Qué innovaciones son las más cruciales en el campo del hábitat para actualizar el sector residencial a las demandas actuales de la sociedad?

Esta es una pregunta que se debe abordar desde diferentes perspectivas. Por un lado están las cuestiones medioambientales y de sostenibilidad, derivadas de  las dudas fundadas sobre los recursos finitos de la Tierra y la repentina conciencia de nuestra vulnerabilidad, que nos invitan a detenernos y considerar nuevos mecanismos de acción. Por otro está la cuestión de cómo se debe responder a los nuevos modos de habitar contemporáneos, desde una lógica que a nuestro entender no debe ser una lógica de mercado, especialmente en lo que respecta a la vivienda pública. En este sentido nos parecen mucho más adecuados modelos como los de las cooperativas de vivienda en las que prima la potenciación de la vida comunitaria y la ampliación de los espacios y servicios comunes, algo que también contribuye a la eficiencia y sostenibilidad de las edificaciones. También nos interesan mucho debates sobre la adaptabilidad y reversibilidad, que están mucho más desarrollados en países de alrededor como Francia.

Pero volviendo a la primera cuestión relacionada con el desafío medioambiental al que nos enfrentamos, creemos que este no se resolverá únicamente mediante la construcción de nuevas edificaciones, aunque estas puedan ser ecológicamente virtuosas. En este sentido el parque edificatorio existente representa una  oportunidad única para nuevas actuaciones edificatorias, cuyo peaje de carbono además también está amortizado. Oponer, de forma no beligerante, la transformación a la mera reparación y rehabilitación es sin duda la solución para que abordemos plenamente la cuestión de la sostenibilidad, a condición de modificar los criterios objetivos, adaptar métodos y herramientas y flexibilizar las reglas de la renovación, sobre el principio transparente de una simple obligación de resultados.

Desde un punto de vista medioambiental, la cantidad de metros cúbicos disponibles dentro de la megaestructura de habitación que conforma el parque edificatorio existente, representa una oportunidad sin precedentes para albergar las actividades humanas, una valiosa forma de bien común como tal, siempre que encontremos el medio para su adecuada transformación. El costo excesivo y la complicación normativa, se señala regularmente como el primer motivo para frenar los procesos de reutilización sistemático. Pero  aprovechar la oportunidad de este abundante depósito supone considerar sin a priorismos, ni negativo, ni positivo, los edificios disponibles como lo qué son, espacios de habitación potencial con características más o menos restrictivas. Hay que aprender a descifrarlos y diagnosticarlos sin aplicarles desde el principio los cuadros normativos inherentes a la nueva construcción, sino armados de una metodología y unas herramientas adaptadas a unas nuevas reglas de juego.

Como han demostrado Lacaton & Vassal, la tentación de derribar para reemplazar es contraria al buen sentido, a la economía y a la ecología. Hay que tener en cuenta que gran parte de los edificios residenciales existentes tienen un valor en sí mismos y se encuentran lejos del fin de su vida útil, aunque no respondan a las condiciones de confort consideradas optimas en la actualidad. Analizando con sentido común y atención las cualidades, las carencias, las faltas y el potencial de transformación de las distintas tipologías residenciales, se contribuirá a la obtención de un sistema que facilite la sistematización de las ampliaciones, mejoras y reparaciones pero siempre con soluciones adaptadas a cada caso. En el estudio estamos desarrollando un sistema un sistema modular de transformación para la mejora habitacional de edificaciones residenciales existentes, mediante la adición de nuevos espacios habitables y galerías exteriores, que generan espacios útiles, confortables y de calidad para viviendas necesitadas de los mismos. Esta estrategia contempla la transformación de viviendas existentes dotándolas de nuevos servicios y usos, de mayor espacio habitable, de iluminación natural y ventilación. Contempla aportar una mayor diversidad tipológica, y reforzar la resistencia a la estandarización tan propia de la ciudad ya existente, tomando en consideración la calidad de los espacios interiores, exteriores y comunes, como condición previa a la calidad urbana que ha de ser un objetivo contemporáneo.

Donde habéis estado muy presentes también es en los equipamientos culturales y públicos ¿Qué objetivos os marcáis en este tipo de trabajos?

Los proyectos de equipamientos culturales y públicos son para nosotros un regalo, poder trabajar creando espacios dedicados a la cultura o la creación que además cuando son públicos, están abiertos para el disfrute de todas las personas. En estos casos siempre hemos tratado de generar una base lo suficientemente abierta y versátil, para que permita transformaciones en el uso, para que los espacios puedan resultar adaptables en un futuro. Nos parece muy importante que nuestra arquitectura permita siempre una cierta flexibilidad, identificar los elementos básicos e innegociables de la misma, que conforman la matriz del proyecto y dejar que otros puedan ser susceptibles de cambiar y desplegarse en el tiempo.    

El paisajismo y la rehabilitación del patrimonio construido son otros ejes importantes en vuestro estudio. ¿Consideráis que por ahí es donde más falta hace contribuir desde la arquitectura para mejorar el entorno existente?

El paisajismo ha cobrado una relevancia especial en algunos de nuestros proyectos como una herramienta fundamental para la creación un lugar, en especial cuando el encargo nos abocaba a un no lugar contemporáneo tal y como lo describe el sociólogo Marc Augé.

En cuanto a la cuestión de la rehabilitación, nosotros hemos ido observando, cómo sin haber enfocado conscientemente nuestro trabajo hacia la transformación de las situaciones construidas existentes, la propia coyuntura actual nos ha ido llevando a estar realizando intervenciones de transformación en prácticamente un 80% de los proyectos del estudio, bien sean residenciales o de otros tipos. Desde ruinas históricas, hasta transformaciones de edificios residenciales para usos socioculturales o pabellones industriales para sedes de cooperativas de iniciativa social. Al hilo de lo comentado anteriormente, la transformación del parque edificatorio nos parece un reto a nivel histórico y patrimonial, una apuesta por preservar todos los estratos de nuestra historia, sin selección. Transformar es un desafío arquitectónico que permite resistir al estándar, que permite prolongar las emociones que la ciudad existente produce en términos de variedad de espacios, de tipologías; es un tema de interés público al hacer más con menos.

Algo que para nosotros como estudio ha acabado resultando también muy interesante a la hora de reflexionar nuestros trabajos de transformación de realidades construidas existentes: la relación de la arquitectura con el tiempo, de nuestra arquitectura con lo ya existente, la noción de las cosas construidas como una parte del tiempo, o como lo expresa el historiador del arte George Kubler en su libro La forma del tiempo como una  parte de una historia de las cosas.

¿En qué otros trabajos estáis inmersos en estos momentos?

Tenemos varias obras en marcha entre la que destacaríamos la transformación de un edificio residencial en ruinas en un centro cívico y social en un pequeño pueblo cercano a Bilbao. Es una obra que nos está dando un trabajo enorme en parte por los condicionantes económicos que nos han llevado a cambiar gran parte del proyecto durante su ejecución, pero que tenemos esperanzas en salvar a base de un ingente trabajo de rediseño casi en tiempo real. En breve esperamos también empezar la obra de  transformación de una fábrica de armas en un gran espacio público cubierto en Soraluze. Lo llamamos War Is Over, porque resulta muy evocador transformar una fábrica de armas en un espacio para la vida. Y estamos ultimando el proyecto de transformación del Ayuntamiento de Larrabetzu, del que forma parte nuestro proyecto más reconocido y premiado, Last Chance for a Slow Dance, el aterpe adosado a la casa consistorial, que se acabó construyendo de forma previa al ayuntamiento y que ha sido finalista de los premios arquitectura del CSCAE y de la XII BIAU este año, además de premio COAVN, premio AITIM y Egurtek.

¿Os condiciona vuestra mirada arquitectónica estar ubicados en Bilbao?

Somos un estudio muy ligado a nuestro contexto inmediato, dado que la mayoría de nuestros proyectos se desarrollan en un ámbito muy cercano al estudio. En ese sentido la respuesta sería claramente, sí. Pero también es cierto que estamos muy abiertos a las realidades y a las influencias externas que puedan resultar aplicables en nuestro contexto, especialmente si estas  pueden resultar en una mejora del mismo. 

Desde vuestra visión sobre la ciudad, ¿cuál es el camino que debería emprender Bilbao a medio y largo plazo para continuar con su transformación?

Aunque puesta como ejemplo en numerosas ocasiones, la transformación de Bilbao es para nosotros un proceso con claroscuros, grandes aciertos y también algunos desaciertos. Podríamos decir que estaríamos más interesados en las transformaciones más enfocadas al bienestar de sus ciudadanos que a las grandes intervenciones mediáticas y turísticas. En ese sentido nos parece muy ejemplarizante una transformación como la que se está llevando a cabo en Nantes, más respetuosa con el legado industrial de la ciudad y muy enfocada al fomento de la cultura, incluso como motor de recuperación económico de la ciudad. Pero volviendo a Bilbao nos gustaría ver una apuesta por la transformación del legado industrial y el parque edificatorio existente en la línea de lo que hemos comentado anteriormente sobre el habitar contemporáneo. 

Aiaraldea Ekintzen Faktoria. Foto: Mikel Ibarluzea

Centro Sociocultural Arrankudiaga

Christina’s World – Vivienda unifamiliar en Orozko

Fábrica SAPA en Soraluze

Sistema Habit[Ar]

Vivienda en Zaratamo. Foto: Pedro Pegenaute

Railway Engineer’s House. Foto: Mikel Ibarluzea

Dique 2 Berria. Foto: Pedro Pegenaute