Fabrizio Barozzi y Alberto Veiga fundan el despacho en Barcelona en 2004. Barozzi Veiga trabaja internacionalmente en encargos públicos y privados, con especial atención a los edificios culturales, cívicos y educativos. Su obra ha sido ampliamente expuesta y publicada en la prensa especializada. La obra construida incluye la Sede de Ribera del Duero (2011), el Auditorio Infanta Elena de Águilas (2011), la Sala Filarmónica de Szczecin (2014), el Bündner Kunstmuseum Chur (2016), la Ragenhaus Musikschule de Bruneck (2018), el Musée cantonal des Beaux-Arts Lausanne (2019), Tanzhaus Zürich (2019) y los dos Artists’Ateliers en Londres (2021). Actualmente, la oficina está desarrollando proyectos en Bélgica, China, Alemania, España, Reino Unido y EAU, así como en Estados Unidos, donde ha recibido el encargo de crear un nuevo masterplan que reconfigurará el Art Institute of Chicago.

«Hoy nuestras arquitecturas tienen una pureza formal que las arraiga y al mismo tiempo las hace surgir en el contexto.»

 

¿Cómo se unen los caminos de Italia y Galicia en un mismo despacho?
Los dos estudiamos en España, Alberto en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Navarra y yo en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Sevilla, donde estuve un año después de estudiar en Venecia. Coincidimos trabajando en el estudio de Guillermo Vázquez Consuegra en Sevilla, allí es donde nos conocimos y después de un tiempo decidimos empezar a trabajar juntos aquí en Barcelona.

Fundado vuestro despacho en Barcelona en 2004, ¿en que habéis cambiado y en qué seguís siendo los mismos casi dos décadas después?
La manera de trabajar no ha cambiado mucho. Si algo se ha transformado, ha sido la escala de los proyectos, algún tema de organización interna para adaptarse a un grupo de trabajo un poco más grande y nuestra experiencia. Es verdad que últimamente recibimos algunas propuestas de encargos directos, pero tendencialmente seguimos trabajando de la misma manera de siempre, haciendo concursos y desarrollando proyectos a nivel internacional.

¿Qué valores arquitectónicos son comunes en vuestros trabajos en diferentes escalas, países y tipologías?
Desde los primeros proyectos, comenzamos a trabajar la relación con el contexto y con la especificidad del lugar. Tanto en Águilas como en Roa, por ejemplo, podemos leer claramente el deseo y el esfuerzo por entrar en una relación íntima con el lugar, con la idea de contexto. Trabajar con el contexto significó para nosotros diseñar arquitecturas que supieran interpretar el lugar y sus caracteres identitarios. Nunca hemos replicado o imitado los estilos autóctonos, pero tratamos de entender la esencia de un lugar, para luego filtrarla y abstraerla, para dar vida a arquitecturas capaces de comunicarse con su entorno, pero al mismo tiempo caracterizadas por una cierta autonomía formal. Esta forma de diseñar y de trabajar nos sigue caracterizando, aunque con el paso de los años y de los proyectos hemos ido tomando cada vez más conciencia y el proceso se ha ido afinando hasta el punto de que hoy nuestras arquitecturas tienen una pureza formal que las arraiga y al mismo tiempo las hace surgir en el contexto.

¿Cómo lográis generar proyectos con compromiso público y para la ciudadanía?
Después del concepto de especificidad, la mayoría de nuestras obras están caracterizadas por la centralidad del espacio público como elemento generador del proyecto arquitectónico. En todos nuestros proyectos, especialmente en los públicos, intentamos trabajar a partir del espacio de la ciudad. Esta estrategia es visible el master plan para el nuevo art district de Lausana, donde propusimos una grande plaza conectada a la estación de tren, capaz de llevar la ciudad al sitio, alrededor de la cual se colocan los tres museos, o por ejemplo en Zürich, donde propusimos desplazar en límite del nuevo edificio de la Tanzhaus hacia atrás, para permitir la realización de una promenade pública a lo largo del rio, y donde el edificio mismo, con sus terrazas y escaleras, se convierte en una infraestructura que conecta diferentes niveles en la ciudad y alberga jardines públicos.

Musée cantonal des Beaux-Arts Lausanne (Suiza). Fotos: Simon Menges

Tras todo lo vivido recientemente, ¿somos más conscientes de la importancia del espacio público compartido y los beneficios que aporta a los ciudadanos? ¿Es más fácil ahora convencer a las administraciones y clientes de la importancia de hacer ciudad desde los propios proyectos de arquitectura?
Creemos que todo lo que ha pasado haya acelerado algunas tendencias, pero en general no creemos que haya hecho tomar más conciencia de la importancia del espacio público. Todo ha vuelto bastante rápidamente a ser parecido a como era antes. El hecho de convencer a las administraciones y a los clientes sobre el valor del espacio público depende más de la sensibilidad del cliente en concreto que de una diferente y nueva percepción general.

En España habéis realizado proyectos como el Auditorio Infanta Elena o el Consejo Regulador Ribera del Duero. Ambos son trabajos muy ligados al paisaje y su entorno ¿cuáles fueron los principales retos a los que os enfrentasteis?
A pesar de que hayan sido nuestras primeras construcciones, los proyectos en Águilas y Roa fueron proyectos de una cierta complejidad. Efectivamente, en ambos la relación con el paisaje y la topografía del lugar ha sido fundamental para la elaboración del proyecto. En el caso del Auditorio Infanta Elena, el proyecto surge como respuesta a las características que la localización del lugar proporciona. Por un lado, la necesidad de relación con el tejido urbano que crece hacia el interior, y por otro, conservar la tonalidad expresiva del paisaje natural en el que se encuentra. En Roa, el Consejo Regulador Ribera del Duero se sitúa en el límite entre el casco urbano y la campaña. El edificio puede entenderse como una singularización de su entorno, como elemento de transición entre el paisaje urbano en el que se inserta y el paisaje natural al que se enfrenta, interpretando ambos paisajes como elementos identitarios del lugar. Este proyecto en concreto ha contribuido mucho a la elaboración del concepto de especificidad que caracteriza todos nuestros trabajos.

El año pasado habéis ganador el primer premio para el nuevo edificio del Instituto de Ciencia y Tecnología de Barcelona. ¿En qué consistirá este equipamiento?
El edificio BIST es la primera pieza de la iniciativa Barcelona Ciutadella del Coneixement, que tiene como objetivo transformar el área alrededor del Parque de la Ciutadella en un centro del sur de Europa para la innovación en biomedicina, biodiversidad y bienestar planetario. La nueva arquitectura se sitúa en un contexto crucial para el desarrollo de la ciudad hacia el mar. El proyecto combina una estructura que organiza espacios de investigación e innovación, oficinas y laboratorios de forma sistemática y flexible con una distribución abierta que libera la planta baja, permitiendo que los jardines circundantes se incorporen a la vida del campus. Aparentemente como un volumen ligero y simple, el edificio está formado por la superposición de planos horizontales que se extienden más allá de la fachada de vidrio para proteger los espacios interiores de la radiación solar. El lenguaje de la arquitectura está intrínsecamente ligado a la función: evitando cualquier elemento superfluo, expresa solo lo necesario. El interior se organiza pragmáticamente a través de cuatro núcleos funcionales que definen un atrio central conectado a una serie de grandes logias que se abren hacia el exterior. Además de ofrecer oportunidades de intercambio e interacción entre los usuarios del edificio, estos espacios intermedios actúan como dispositivos térmicos que regulan el clima interior de forma pasiva y permiten una continuidad visual entre los diferentes niveles y el paisaje.

Desde los inicios habéis apostado por la práctica internacional y por contar con arquitectos de diferentes países en vuestra plantilla. ¿Qué beneficios y qué retos supone trabajar con proyectos en diferentes entornos?
El hecho de establecer una práctica internacional no es algo que elegimos desde el principio. De alguna manera vino naturalmente con el hecho de tener que trabajar con muchos concursos. Lo buenos es que desde el inicio pudimos diversificar experiencias, ver como se hacen la cosas en diferentes sitios y aprender a evaluar diferentes posibilidades para abordar las dificultades y los retos de la profesión.

¿Consideráis que el papel del arquitecto es diferente dentro y fuera del país?
Sí, según nuestra experiencia es completamente diferente en cada país en el que hemos trabajado. Tanto las responsabilidades como las tareas son distintas, y el papel del arquitecto cambia mucho trabajando en España, Suiza, Polonia o Estados Unidos.

¿En qué proyectos estáis trabajando actualmente?
Actualmente, la oficina está desarrollando proyectos en España, Alemania, Bélgica, Inglaterra, China y los Estados Unidos. Así mismo, en 2019 Barozzi Veiga fue seleccionado para diseñar la futura ampliación del Art Institute of Chicago, el segundo museo de arte más grande de los Estados Unidos. En 2020, la organización Oolite Arts, dedicada a las artes visuales y con sede en Miami, seleccionó a Barozzi Veiga para construir su nueva sede. Más recientemente, el estudio ha ganado los concursos para la renovación del Jewish Museum of Belgium, en Bruselas, y el Centro cultural a Groeninge Abbey Kortrijk, también en Bélgica, y para la realización del nuevo Barcelona Institute of Science and Technology, en Barcelona.

¿Hacia dónde se dirige el futuro de la arquitectura según vuestra visión?
El futuro de la arquitectura tendrá que ver seguramente con el importante tema de la sostenibilidad, bien porque cada vez tomamos más conciencia de lo importante que es pensar y construir de una manera más sostenible, y bien porque siempre más el tema de la sostenibilidad aparece en normativas y vínculos que condicionan la manera de hacer arquitectura. El segundo tema principal es y será él se la flexibilidad y reversibilidad, es decir realizar edificios capaces de adaptarse a diferentes condiciones y fomentar diferentes usos, dejando un sistema de entender la arquitectura como algo principalmente rígido.

Philharmonie Szczecin (Polonia). Foto: Simon Menges

Bündner Kunstmuseum Chur (Suiza). Foto: Simon Menges

Tanzhaus Zürich (Suiza). Foto: Simon Menges

Artists Ateliers London (Inglaterra). Foto: Simon Menges