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Arquitecto por la ETSA de San Sebastián en 1979, a lo largo de sus más de 30 años de experiencia laboral Iñaki Aurrekoetxea ha alternado su trabajo como profesional liberal con periodos en la administración pública. En 1996 retoma la dirección y gerencia de su estudio dedicado a la prestación de servicios de arquitectura en los campos de la consultoría, urbanismo y edificación. El despacho IA+B, con sede en Bilbao, cuenta también con Alex Laskurain y Monica Gaztelu como arquitectos asociados. Entre los proyectos realizados destaca la reforma del edificio Ceres de Bilbao, la reforma del Hotel Domine en Bilbao,  el Hotel Hesperia Bilbao, la bodega Olarra en Logroño, el Club Social Elorduigane, el Museo Urdaibai o el Edificio Etxeberria, entre muchos otros, así como han colaborado con Arata Isozaki, David Chipperfield, Krier y Breitman o Jean Nouvel en sus grandes proyectos en Bilbao.

 

«Tratamos de dar la mejor respuesta a las necesidades planteadas por el cliente y por el lugar.»

 

¿Por qué quisiste ser arquitecto?
La elección de una profesión suele tener caminos a veces inesperados, no existen razones o vocaciones definidas. Se tiene que tomar una de las decisiones más importantes de tu vida a una edad en la que no tienes experiencia ni información suficiente para ello, en mi caso con 17 años tomar esa decisión estuvo impulsada más por mi padre que por mí mismo, con independencia de que tuviera o no la capacidad y facultades adecuadas para los estudios que decides emprender. Mi padre tenía relación con el mundo de la Promoción y Construcción y sin que fuera una decisión pensada en un futuro era algo con lo que había convivido desde siempre, había acompañado a mi padre a las obras, a las oficinas de los Arquitectos con los que trabajaba y por lo tanto me resultaba algo familiar y como tienes que decidir y no me disgustaba tomé esa decisión.

 

 

¿Qué te influyó más como estudiante en las ETSA de Madrid y de San Sebastián?
Para mí ir a estudiar a Madrid, conocer una ciudad como Madrid en la época que me toco vivirla, desde 1970 hasta 1977, una época del final de una dictadura, una universidad “viva” en lo cultural y en lo social, un entorno con ansias de cambios y muy vital, unas relaciones en la Escuela variadas etc. dejó una huella imborrable. La verdad es que guardo un recuerdo de Madrid fantástico en todos los sentidos, mi paso por el CEU San Pablo, la Escuela, el colegio mayor, las personas que conocí, las amistades que hice etc. Es algo que me ha acompañado toda mi vida de manera permanente en lo personal.
En cuanto a mi paso por la Escuela de Donosti, en otro contexto resultó ser un complemento de mi experiencia madrileña. Llegué a Donosti como un retorno a mis raíces, con la ilusión de participar en la creación del germen que dio lugar a la actual Escuela de Arquitectura, algo de lo que me siento profundamente satisfecho, en una vida ser agente activo de unos hechos como estos, te dejan una huella profunda.
Desde un punto de vista profesional, me permitió compartir unas visiones arquitectónicas más definidas desde la teoría e historia de la Arquitectura, fuimos un colectivo de 28 alumnos con 14 profesores del nivel de Luis Peña Gantxegi, Miguel Garay, Xabier Unzurrunzaga, Jose Ignacio Linazasoro etc. y Julio Caro Baroja que nos dio una serie de charlas, algo que el contacto estrecho y diario, la ilusión de una nueva escuela crea unos vínculos y experiencias difíciles de olvidar. Podría decir que por ser la última parte de los estudios y por ser la que te coge con más madurez, desde la parte profesional, Donosti influyo más de lo que hizo Madrid en ese aspecto.

 

A lo largo de estos más de 30 años de experiencia laboral has alternado tu trabajo como profesional liberal con periodos en la administración pública, tanto como funcionario en el Gobierno Vasco, como arquitecto asesor del Ayuntamiento de Busturia y finalmente como Director General de Vivienda y Arquitectura. ¿Cómo te ha marcado este paso por las esferas públicas a la hora de generar tu trabajo desde el despacho?
Yo creo que las experiencias en la Administración son muy interesantes porque te permiten tener una formación en aquellos aspectos de la Profesión a los que normalmente no puedes tener acceso. Permite conocer el funcionamiento interno así como a entender la manera de pensar y de trabajar desde el otro lado de la mesa. Entiendes qué es lo que se pide y porqué y posibilita que tus servicios al cliente sean más completos.
Desde la responsabilidad política, que constituye una oportunidad única y al alcance de muy pocos, posibilita conocer el ámbito de la decisión y los mecanismos en los que funciona la Administración, lo cual evidentemente enriquece tu know how, además de abrir el abanico de relaciones – te conocen y conoces.
En cuanto a la experiencia municipal, fue un complemento de las anteriores y me permitió cerrar el círculo de la Administración, donde se establecen otro tipo de relaciones con los responsables políticos y una relación más directa con el administrado.
En general, como al salir de la Universidad, de lo que dispones es de instrumentos para avanzar en el conocimiento, estos se tienen que complementar con los conocimientos que se adquieren a partir de la experiencia, de la resolución de los problemas diarios y cotidianos. En definitiva la experiencia no es más que enfrentarte a diferentes problemas y tener que resolverlos y tomar decisiones, extremos que te posibilita el trabajo en la Administración.
De cara a que esta experiencia haya podido o no beneficiar en la captación de trabajo, es algo que yo no sé valorar; intuyo que el hecho de conocer y de que te conozcan, te permite tener un más fácil acceso a algunas cuestiones y personas, y que en la medida en que esto pueda contribuir a un mejor servicio ante nuestros clientes, constituye un factor positivo, lo cual no tiene sentido sin la demostración y las capacidades individuales que en esos ejercicios públicos y privados que cada uno demuestra.

 

 

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Edificio Etxebarria (Bilbao) Club Social Elordigane en Mungia (Bizkaia) Hotel Hesperia Bilbao 

 

En 1996 retomas la dirección y gerencia de tu despacho, hasta el día de hoy, contando con Alex Laskurain y Monica Gaztelu como arquitectos asociados. ¿En estos casi 20 años qué valoración haces del desarrollo de tu estudio?
Retomo la actividad del estudio en agosto de 1996, como consecuencia del fallecimiento de mi hermano que estaba a cargo del mismo y desde el año 1999 cuando se producen realmente los grandes cambios en el estudio: cambiamos de ubicación pasando a un despacho mayor coincidiendo con los trabajos más relevantes y es en esa época cuando se incorporan Alex y Mónica.
Hemos coincidido con la gran eclosión de Bilbao, con los grandes proyectos y con los relevantes y la verdad es que ha sido una época fantástica en todos los sentidos y contar con la colaboración de estas personas ha sido fundamental, permitiendo poder llegar a abarcar y estructurar el estudio para los trabajos que teníamos.
También es de destacar que en los últimos 7 años en los que la crisis nos ha alcanzado, su compañía y dedicación es de alguna forma de mayor consideración y quizá esa ayuda y soporte nos permita poder pasar y reiniciar la actividad con una cierta “normalidad”.

Entre los proyectos realizados encontramos trabajos reconocibles del nuevo Bilbao como la reforma del edificio Ceres, la reforma del Hotel Domine, la reordenación del Parque de Etxebarria o la planificacióon del barrio de la Miribilla, entre muchos otros. ¿Cómo os sentís al contemplar la transformación de la ciudad en la que habéis sido tan partícipes?
Para nosotros, que nos sentimos muy del lugar, muy arraigados a nuestra tierra, el haber participado en esa transformación, con la aportación que nos ha podido tocar hacer, incluso con nuestros errores, nos llena de satisfacción y orgullo, sobre todo por compartir nuestro trabajo con grandes figuras de la Arquitectura: con Arata Isozaki en Isozaki Atea, con David Chipperfield en Baracaldo, con Robert Krier en Abandoibarra, con Jean Nouvel en el RAG, con Javier Mariscal en el Dómine, MVRDV en el concurso de Ordenación de Garellano. Además, hemos intervenido en otras de forma individual o con otros colaboradores, como los Hoteles Hesperia Bilbao y Zubialde, el edificio de la Ceres como mencionais, o la planificación y construcción del Barrio de Miribilla. En la ordenación de Bolueta participé junto con Luis Dominguez de Katsura en el concurso para su Ordenación, pero lamentablemente no ganamos.

¿Qué características comunes podemos encontrar en vuestros proyectos al margen de su tipología, fecha y escala?
En la Arquitectura, y lo podemos comprobar en los arquitectos más reconocibles, encontramos arquitectos que tiene un lenguaje y estilos muy definidos, véase Chipperfield, Krier y arquitectos que responden más a la particularidad del encargo como puede ser Isozaki o Herzog y De Meuron, en los que la materia juega un papel mayor que el estilo.
Nosotros respondemos, evidentemente salvando las distancias, más a soluciones vinculadas al lugar y al problema o encargo que se nos realiza que al de un estilo definido, aunque haya pequeñas cosas que te vayan delatando. Tratamos de dar la mejor respuesta a las necesidades planteadas por el cliente y por el lugar.

¿Qué emociones os gustaría que transmitieran vuestros edificios a sus usuarios?
El mundo de las emociones es muy particular y creo que los edificios no deben tanto poder transmitir emociones como sensaciones. Las emociones las localizo en la esfera espiritual, algo que no es tangible- la contemplación de un cuadro, escuchar una melodía, contemplar una escultura-, pero en la Arquitectura creo que debemos transmitir sensaciones como confort, tranquilidad, integración, etc. porque construimos edificios para ser usados y no tanto o exclusivamente contemplados, salvo algunas excepciones. Siguiendo los principios albertianos de “firmitas, utilitas y vetustas”, que si en la gran Arquitectura puede tener proporciones diferentes en la Arquitectura que nosotros hacemos se acerca más a las dos primeras. Evidentemente nos encantaría poder transmitir “emociones” pero eso depende además de las habilidades individuales del tipo de Encargo, del tipo de Promotor y del tipo de constructor; que confluyan todas es complicado y por lo tanto me conformo con las “sensaciones”.

¿Cómo os gustaría que os vieran los clientes que apostaron por vosotros?
Creo que esta respuesta es fácil, como un buen profesional, porque creo que esa palabra condensa todo lo que nuestra profesión debe ser. Somos unos profesionales que desarrollamos unos servicios que tienen además una componente artística creativa que se manifestará allí donde se pueda y cuando sea posible, pero la mayoría de nuestro trabajo es Profesional; tanto en la Arquitectura como en el Urbanismo.

 

«Hemos coincidido con la gran eclosión de Bilbao, con los grandes proyectos y con los relevantes y la verdad es que ha sido una época fantástica en todos los sentidos.»

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También en el despacho habéis trabajado codo con codo junto a Arata Isozaki, David Chipperfiel o Krier y Breitman. ¿Cómo ha sido esta colaboración con estudios internacionales?
Bueno para nosotros la experiencia de trabajar con Arata Isozaki y su equipo ha sido única, no sólo por el hecho de trabajar con él y ellos- los japoneses-, sino porque nos ha servido para apreciar entre otras cosas que no lo hacemos mal. Se trató de una experiencia que duró casi 10 años, por lo que hemos tenido tiempo para conocer, valorar y aprender.
En ese sentido, nos ha servido para saber no sólo como se trabaja, sino para entender un poco su manera de ser y trabajar con sus virtudes y defectos. Están muy jerarquizados con lo que la relación con Arata fue muy limitada y corta, básicamente se trabaja con su equipo que no va a modificar nada de lo que el maestro haya decidido- nunca-, y eso dificulta la comunicación y ralentiza las tomas de decisiones y llega a veces a puntos de irracionalidad. Se trata de un método de trabajo constante y sistematizado que nos dificultó algunas partes del trabajo, pero muy interesante porque cuidan hasta el último detalle.
En cuanto a las viviendas de Abandoibarra, los colaboradores fueron Robert Krier y Marc Breitman, y la experiencia fue opuesta; existió en todo momento un grado de confianza, colaboración y comunicación óptimo con un respeto mutuo fantástico, y constituyó, la verdad, un placer.
Con Chipperfield hicimos la ordenación y proyecto del Parque de Serralta en Baracaldo, fruto de cuya colaboración surgieron más proyectos en Estepona, lo que nos permitió tener la experiencia más completa de colaboración, con desplazamientos continuos a Londres y Milan y constituyó también algo que te deja una huella inmensa: otra forma de trabajar, otra forma de comunicación. En fin, que la experiencia es diversa pero siempre enriquecedora.

¿En qué proyectos trabajais actualmente?
En estos momentos estamos desarrollando varios proyectos residenciales en Bizkaia, unos apartamentos tutelados, algunos de equipamientos que están pendientes de concretarse del todo, algunos estudios de Ordenación (Planes Especiales), la rehabilitación del Edificio de Gran Vía 23 -antigua sede de la BBK-, y algún proyecto internacional en fases iniciales de diseño o pendientes de confirmación. Creo que el trabajo también hay que “inventarlo”, hay que generar las ideas que te permitan tener trabajo

¿Hacia dónde debería evolucionar una ciudad que ha sabido reinventarse con éxito como Bilbao en los próximos años?
Esta es una pregunta complicada. Es difícil de predecir hacia dónde debería de ir Bilbao, hacia dónde debería de evolucionar, porque -entre otras cosas- debería de tener una información de la que no dispongo. Pero pienso que la ambición y la fe en algo son fundamentales.Creo que un campo en el que se debería profundizar es el de generar servicios para complementar el turismo, proponer por ejemplo un turismo de acción, que amplíe los servicios y la pernoctaciones. También creo que se debe apostar por la recuperación de Artxanda como una zona de actividades, recuperar la parte Vieja, y apostar por una ciudad con Actividades Productivas de bata blanca, centros de Universidad ligados a la Universidad. Adicionalmente es necesario potenciar Bilbao como centro Económico y de Innovación, y todo ello ligado con acciones de Integración Social.

¿Qué papel deberá tener el arquitecto en los próximos cambios de la ciudad?
El papel que el Arquitecto deberá tener en esos cambios siempre va a ser esencial puesto que siempre van a ser necesarios. No se debe de seguir un modelo a perpetuidad sino que tiene que evolucionar con la ciudad y el arquitecto juega ahí un papel fundamental. Seguramente, por ejemplo, no se debe rehuir de que algunos de los grandes arquitectos sigas participando de ese proceso, pero se debe posibilitar también que nuevos, jóvenes arquitectos tomen la iniciativa. Las nuevas generaciones deben de participar para que esta ciudad sea suya también y aporten la riqueza y frescura que pueden aportar, sin complejos, porque saben trabajar y trabajan bien. Sólo hay que darles las oportunidades adecuadas con las colaboraciones que les permitan experimentar esas experiencias. Desde luego, espacio donde trabajar hay: nos queda Zorrozaurre, Punta Zorroza, Bolueta,…