Los principales objetivos del arquitecto Jaime Salvá fueron abrir espacios, crear zonas luminosas, conectar estancias, reducir el número de puertas, e integrar la cocina al espacio del comedor y salón. El ático dispone de una gran terraza que rodea todas las estancias, lo cual hizo que conectar estas estancias con el espacio exterior fuese otro de los objetivos a conseguir.

Este ático se encuentra en una zona céntrica de la ciudad de Palma, muy cerca de una plaza, y a escasos minutos andando de las zonas comerciales más importantes de la ciudad. El proyecto fue encargado por un matrimonio que quería trasladarse a vivir en Palma. La vivienda no había sido reformada desde hacía décadas, y presentaba una distribución compleja, destacando la presencia de numerosos tabiques que generaban estancias de reducido tamaño.

Los principales objetivos fueron abrir espacios, crear zonas luminosas, conectar estancias, reducir el número de puertas, e integrar la cocina al espacio del comedor y salón. El ático dispone de una gran terraza que rodea todas las estancias, lo cual hizo que conectar estas estancias con el espacio exterior fuese otro de los objetivos a conseguir.

El estilo es contemporáneo ya que se adapta al estilo de vida actual que el matrimonio que lo habita solicitó. Dominando el minimalismo pero manteniendo la calidez que un hogar necesita.

El gran reto fue quitar elementos. Reducir tabiques, simplificar la distribución y dejar espacios limpios. Se hizo un esfuerzo en regularizar algunas superficies que generaban ángulos aleatorios, pequeños retranqueos en paredes, etc. Y se unificaron alturas de puertas y techos. Todo ello para que el resultado final fuese lo aparentemente más sencillo y limpio.

En la vivienda predominan los tonos cálidos. La intención fue que la base fuese neutra, para posteriormente aportar colores con el mobiliario, textiles, etc. Para ello, se optó por un pavimento continuo de microcemento pulido, y paredes blancas. Y madera de roble natural en la cocina. El mobiliario fue selección del matrimonio, que con buen gusto supo aportar tonos más atrevidos, como el color mostaza, el azul, etc. Como si de un museo de arte contemporáneo se tratase, que tiene la base neutra para permitir destacar los demás elementos que pueden ir cambiando.