En un barrio valenciano que un día fue una pequeña aldea árabe, y que hoy se ha convertido en el epicentro hípster de la ciudad, (aunque a diferencia de Malasaña o Gràcia, aún destila aroma de barrio) encontramos una finca de los años 50’, donde Goko Studio reinventa una pieza estándar de 80 m2.

Se trata del típico piso entre medianeras, abierto hacia la calle y al pulmón de manzana, de no más de 7 metros de ancho y de gran profundidad.

El proyecto nació a partir de la implantación de un mueble multifuncional, que recorre casi toda la profundidad del piso y transforma el interior de este apartamento en un espacio dinámico y de mayores prestaciones. Formado por paneles de madera lacados y mobiliario integrado, sus componentes fueron fabricados en La Rioja y ensamblados en la casa.

Desde el punto de vista del diseño, un plano continuo de puertas blancas (detrás de las que se esconden pilares y vigas estructurales de la casa) se ve interrumpido por una caja saliente verde menta que acoge mobiliario de cocina  (nevera, horno, microondas, cajones para despensa) y una hornacina  iluminada del mismo color, que “ensancha” y “acorta” el pasillo.

Su capacidad permite disponer de varias zonas de almacenamiento, que van sirviendo a los distintos ambientes que acompaña en su recorrido: recibidor, cocina, comedor, baños, habitación infantil.

El resto del piso lo forman un gran espacio de día, abierto hacia el bullicio de la calle y dos dormitorios que se abren al pulmón de manzana, y donde el sol naciente nos ofrece la posibilidad de prescindir del despertador.

Proyecto, dirección y gestión de obra: Goko Studio Año: 2020 Superficie: 80 m2 Fotografías: Valentin Hîncu