El proyecto de idearch toma como punto de partida el requisito por parte de Patrimonio del
mantenimiento de la forma volumétrica existente, con una cubierta de teja árabe a dos
aguas con cumbrera central. La actuación trabaja principalmente sobre el interior, generando
una nueva espacialidad alrededor de un patio de carácter semicerrado, que trata de
reinterpretar la casa-patio tradicional de la zona.

La vivienda se encuentra en el casco histórico del municipio de Cabezuela del Valle, en el Valle del Jerte, un área protegida patrimonialmente. Se sitúa entre medianeras con dos fachadas en sus frentes cortos a dos cotas diferenciadas y con un fondo de 25 metros. Su rehabilitación integral se debía al estado de grave deterioro con la intención de habitarla de nuevo después de años de abandono. La cubierta debía ser sustituida al completo, así como gran parte de su estructura, además de adaptar los usos interiores a las nuevas necesidades como vivienda.

El proyecto toma como punto de partida el requisito por parte de Patrimonio del mantenimiento de la forma volumétrica existente, con una cubierta de teja árabe a dos aguas con cumbrera central. Las actuaciones siempre debían desarrollarse manteniendo los criterios estéticos de cubiertas, vuelos y alturas actuales presentes en la edificación a reformar y en el entorno urbano.

Como consecuencia, la actuación trabaja principalmente sobre el interior, generando una nueva espacialidad alrededor de un patio de carácter semicerrado, que trata de reinterpretar la casa-patio tradicional de la zona. La inicial desventaja de su largo fondo, se aprovecha para dividir la vivienda en dos partes alrededor de este patio que se quiebra con forma de Z buscando la introducción de la luz, a través de un lucernario, hasta las partes más profundas del interior. Estas características convierten el patio en el centro vital de las estancias y de las circulaciones, las cuales se desarrollan en tres tramos diferenciados alrededor de los muros que sustentan los elementos de comunicación, creando nuevas visuales en el recorrido dinámico interior. Estos tres tramos crean diferentes grados de apertura al patio. El tramo inferior, en panta baja, más abierto hasta el más cerrado, en la segunda planta. Es en esta planta superior donde una pasarela se ilumina por la luz cenital procedente del lucernario, que vuelca los rayos del sol hasta la parte más profunda de la vivienda. Se crean así dos visuales diferentes: una visual que mira hacia dentro, hacia el espacio diagonal del patio y una visual hacia el exterior, donde el cielo y las vistas del Valle del Jerte, con sus laderas de cerezos, crean un fondo de escena.

Los espacios comunes abiertos en cascada alrededor del patio fomentan el carácter más público y de interacción social de la vivienda. Es un espacio donde se generan relaciones muy diversas, tanto a nivel visual como a nivel funcional relacionando todos los dormitorios. En esa intención de versatilidad, los núcleos húmedos son los principales separadores de espacios, apareciendo como cajas semiindependientes.

Estructuralmente, la vivienda aprovecha las medianeras para apoyar las nuevas vigas metálicas transversales con forjados de chapa colaborante, lo que permite prescindir de pilares y teniendo así libertad completa de distribución en el interior para cualquier necesidad de cara al futuro. De esta forma se asegura una vida útil sin restricciones funcionales a muy largo plazo. Los acabados pétreos en suelos de planta baja contrastan con la tarima de madera en plantas superiores, dividiendo los usos más públicos respecto a las plantas de dormitorios. Los falsos techos y paramentos verticales de cartón yeso ocultan las instalaciones y estructura en una apariencia de máxima limpieza formal y blanca luminosidad hacia el interior, requisito fundamental desde el comienzo. El contraste con el uso generalizado de la madera natural nos traslada al entorno del valle y a sus cerezos.