Lidia Molina ha logrado crear una vivienda ordenada y luminosa, donde el minimalismo clásico se combina con una cuidada distribución de los espacios. El uso de la madera nogal, con su carácter atemporal y elegante, es uno de los elementos destacados en el diseño.

 

Bajo la premisa de crear una vivienda ordenada, atemporal, luminosa y funcional, la arquitecta valenciana Lidia Molina ha terminado su proyecto de reforma en Massarojos, en el que ha logrado plasmar todos los principios del minimalismo clásico en cada detalle del diseño.

La distribución de la vivienda, de planta cuadrada y con una superficie total de 400 m2, destaca por tener el núcleo de comunicaciones ubicado en el centro. Esto permite que toda la zona de día, situada en la planta baja, gire en torno a él, generando un recorrido continuo entre las diferentes estancias. Además, el diseño favorece la permeabilidad visual y la entrada de luz natural, creando así un ambiente acogedor y armonioso.

El minimalismo clásico aboga por el uso de materiales sencillos con un carácter noble y atemporal, y Lidia Molina ha hecho de la madera nogal uno de los protagonistas de esta vivienda. Este material se ha utilizado en el diseño del mobiliario, generando continuidad y dotando a la vivienda de un aire sobrio y elegante.

Uno de los principios fundamentales del minimalismo clásico es reducir el ruido visual y asignar un lugar específico a cada objeto. Con este enfoque en mente, Lidia Molina ha diseñado a medida un panelado que reviste parte de las paredes de la planta baja, integrando puertas que ocultan un gran mueble-bar, áreas de almacenaje y accesos a estancias más privadas como el aseo. Este diseño personalizado proporciona orden y funcionalidad al espacio.

El salón comedor, diseñado para favorecer la vida en familia, ha sido amueblado con piezas seleccionadas de firmas reconocidas como Natuzzi, Andreu World, Desalto y Vibia. El diseño incluye una chimenea coronada por el reloj Barcelona de Nomon, integrada en un mueble a medida que también hace las veces de estantería.

La cocina, amplia, sencilla y altamente práctica, gira en torno a una gran isla central de seis metros de longitud. Esta isla, resuelta con módulos en madera de nogal y revestida con material porcelánico inspirado en el mármol de Carrara, se convierte en uno de los elementos clave de la vivienda.

Lidia Molina ha estudiado minuciosamente la iluminación de toda la vivienda con el objetivo de crear un hogar cálido y acogedor, capaz de adaptarse a diferentes ambientes según el momento del día.

En la planta primera, dedicada a la zona de noche, todas las habitaciones han sido diseñadas bajo un ambiente neutro y tranquilo que favorece el descanso y la tranquilidad. Cada habitación cuenta con su propio baño, lo que proporciona una mayor privacidad a los usuarios. Al igual que en el resto de la vivienda, los muebles han sido diseñados a medida para satisfacer las necesidades específicas del cliente.

Fotografías: Alejandro Gómez Vives