La Borda, en Barcelona, el edificio con estructura de madera más alto de España, ha sido elegido en la categoría de nueva construcción por «constituir un ejemplo destacado de desarrollo de la vivienda colectiva en todas las fases del proceso».

 

El jurado internacional del Premio Europeo de Vivienda Colectiva ha anunciado en San Sebastián a las dos promociones ganadoras de su edición inaugural: la reconversión en viviendas de un antiguo almacén de vino en Basilea, Suiza, que ha sido seleccionada como ‘Mejor Desarrollo de Vivienda Colectiva’ en la categoría de renovación por Esch Sintzel Architekten, y La Borda, una cooperativa de viviendas en Barcelona, como ganadora en la categoría de nueva construcción. El premio apuesta en sus bases por proyectos que tienen un impacto positivo en las comunidades y contribuyen al desarrollo urbano sostenible, al tiempo que promueven la arquitectura de calidad.

El galardón está impulsado conjuntamente por el Instituto de Arquitectura de Euskadi (San Sebastián) y arc en rêve centre d’architecture (Burdeos), en colaboración con el Departamento de Planificación Territorial, Vivienda y Transportes del Gobierno Vasco. El jurado internacional se ha reunido este viernes en el Instituto de Arquitectura de Euskadi, para tomar la decisión entre las dieciocho candidaturas finalistas, tomando como punto de partida la importancia de la vivienda como necesidad humana fundamental y activo social, así como el fomento de la innovación, la inclusión y la responsabilidad medioambiental en el diseño de viviendas colectivas.

La Borda, Mejor Desarrollo de Vivienda Colectiva en la categoría de nueva construcción

La Borda es una cooperativa de viviendas que forma parte del parque de viviendas sociales de Barcelona. El equipo de Lacol y la cooperativa La Borda priorizaron hacer un edificio con el mínimo impacto ambiental, tanto en su construcción como en su vida útil, mientras se minimiza el riesgo de pobreza energética para sus habitantes. Finalizada en 2018, se trata de una construcción en madera con 28 viviendas más espacios comunes, donde pasillos y circulaciones se convierten en espacios de estancia, relax y socialización. De hecho, La Borda es actualmente el edificio más alto construido con estructura de madera en España.

Según Lacol, “el modelo comunitario de La Borda, opuesto a las promociones públicas o privadas más tradicionales, ha permitido superar algunas limitaciones importantes que se imponen a los proyectos arquitectónicos de vivienda colectiva. En el sector público, el miedo al futuro usuario, totalmente desconocido, impide introducir cambios que puedan afectar a la forma de vivir normalizada. En el caso de los promotores privados, se imponen las lógicas del mercado que empobrecen la vivienda para facilitar su asimilación a un objeto de consumo. La innovación del proceso urbanizador ha sido clave para trabajar la arquitectura más allá de su formalización. Identificamos cinco características de este modelo que tienen una respuesta directa en el proyecto: autopromoción, derecho de uso, vida comunitaria, sostenibilidad y asequibilidad”.

Las 28 viviendas cuentan con 40, 60 o 75m² y espacios comunitarios que permiten desplazar el hecho de habitar del espacio privado al público, potenciando la vida en común. Se articulan en torno a un patio central, cocina-comedor, lavandería, espacio polivalente, espacio para invitados, espacio sanitario y asistencial, almacén en cada planta y espacios exteriores y semiexteriores como el patio y las cubiertas. “La participación de las futuras personas usuarias en el proceso (diseño, construcción y uso) fue la variable más importante y diferencial del proyecto, generando la oportunidad de conocer y proyectar con ellas sus necesidades específicas”, añaden desde Lacol.

Además, el edificio buscó desde el inicio reducir la demanda energética optimizando el programa, renunciando al aparcamiento subterráneo, agrupando servicios y reduciendo la superficie de las viviendas. La estructura de seis plantas se ha realizado con madera contralaminada, un material ligero, de alta calidad y renovable. También se desarrollaron estrategias bioclimáticas pasivas para un consumo energético casi nulo y, por tanto, confort en las viviendas con el menor coste asociado; entre ellas, cubrir el patio con un invernadero que permite captar la radiación solar en invierno y tener un efecto chimenea para ventilar en verano; o una caldera de biomasa centralizada que permite optimizar la infraestructura de producción energética y mejorar el rendimiento y la tecnología al servicio de todo el edificio.

«Se trata de un ejemplo destacado de desarrollo de vivienda colectiva en la ciudad en todas las fases del proceso. La ambición va más allá de la escala del edificio, al formar parte de un proceso ascendente de regeneración de todo el barrio. El concepto de vivienda aporta una nueva imaginación de la vida y la convivencia. Se trata de una cohabitación exitosa entre individuos, vida en común y compromiso público. La arquitectura aporta generosidad y demuestra que la transformación de los límites de la vida contemporánea convierte los retos técnicos en recursos, que junto a la sostenibilidad pueden abordarse de otra manera, dando prioridad a la calidad de vida. La introducción del sistema cooperativo como modelo alternativo a la producción de viviendas combina asequibilidad y calidad de forma acertada», ha destacado el jurado.