Calidez y tradición familiar así como conexión con la naturaleza en cada esquina y cada bocado son las claves de este proyecto de Lago Interioriza. Un homenaje a la esencia de la huerta para el Mesón de Pedro en un pueblo de la Sierra Gaditana.

El Mesón de Pedro en un pueblo perdido dentro de la Sierra Gaditana da la bienvenida a sus visitantes con un escenario que rinde homenaje a la esencia de la huerta. La entrada del restaurante se presenta como una abstracción artística de un campo agrícola, donde la materia prima comienza su transformación hacia la cocina exquisita que caracteriza este lugar.

Al cruzar el umbral, son recibidos por este huerto petrificado que parece surgir de la tierra misma, simbolizando las raíces profundas de donde proviene el alimento. Esta entrada no solo conecta al comensal con la fuente de su comida, sino que también introduce una exposición de vinos, delicadamente separada por gavillas que evocan las tradicionales divisiones de los campos, añadiendo un ritmo vertical y sereno al espacio.

Las paredes, antes ásperas, ahora se visten de blanco, el color típico de los pueblos del interior como Alcalá del Valle, y se complementan con texturas que recuerdan a los elementos del campo, creando un ambiente equilibrado y lleno de calma. Este diseño no solo honra la tradición, sino que también celebra su evolución de manera humilde y elegante.

Para acceder a las diversas áreas del restaurante, los visitantes atraviesan una cortina tradicional de cuentas, que filtra la luz creando un halo de misterio y curiosidad.

El pasillo sirve como transición hacia la intimidad del legado del mesón, exhibiendo objetos cargados de historia, reconocimientos y algunas sorpresas que preparan el escenario para la sala principal. Aquí, la atmósfera se purifica en un espacio que respira hogar, tranquilidad y flamenco. El corazón de este espacio es la cocina, visible a través de una alacena de madera que muestra piezas familiares, sutilmente iluminadas y parcialmente ocultas detrás de una malla de gallinero.

Cada detalle, desde la música de guitarra que adorna suavemente el ambiente hasta el menú cuidadosamente elaborado, refleja una profunda dedicación a la tradición, la cercanía y la experiencia gastronómica.

Bienvenidos al hogar de Pedro Aguilera, bienvenidos al Mesón de Antonia y José, donde cada visita es un regreso a las raíces y una celebración de la vida rural transformada en arte gastronómico.

Fotografías: Loveladrillo