Situada en un terreno con pendiente, el residencial Allegra realizado por Jaime Salvá destaca por su integración arquitectónica y elegancia funcional.
El despacho de arquitectura de Jaime Salvá ha finalizado el proyecto ALLEGRA en una de las zonas más exclusivas de Calvià, en Mallorca, encargada por una pareja alemana que compró el terreno como inversión inmobiliaria. La vivienda se diseñó pensando en el mercado de lujo y está destinada a la venta.
Situada en una parcela de 2.000 m², la casa combina modernidad y elegancia, respetando al mismo tiempo la topografía natural del terreno. Este proyecto refleja el enfoque de Salvá, que busca siempre crear una arquitectura en armonía con el paisaje mallorquín, equilibrando diseño contemporáneo y sostenibilidad.
Desde el principio, el equipo dirigido por Salvá enfrentó el desafío de trabajar en un terreno con cierta pendiente, pero lo resolvió con éxito sin comprometer la funcionalidad ni la estética. Las limitaciones del terreno, y la cercanía de las viviendas vecinas exigió soluciones creativas, y la casa se diseñó para optimizar el espacio, mejorando la experiencia de vida de sus futuros residentes.
Con una orientación al sur que asegura una abundante entrada de luz natural y una disposición en forma de “L” que abraza el paisaje exterior generando su privacidad, la vivienda logra crear un ambiente cálido, acogedor y eficiente.
Un proyecto que responde a las exigencias del terreno y del mercado
La vivienda está distribuida en tres niveles, cada uno con una función específica que se integra armónicamente en el terreno. La planta baja cuenta con un gran recibidor a doble altura que conecta los espacios sociales principales.
A un lado, se encuentra el comedor junto a una cocina abierta que fomenta la convivencia familiar. Por otro lado, el salón está dividido en dos zonas conectadas, ideales para relajarse o entretenerse. También en este nivel hay un dormitorio con baño en suite, asegurando privacidad para los huéspedes.
En el nivel superior, la casa ofrece espacios más íntimos, con una habitación principal que incluye una terraza privada y ducha exterior, además de un amplio vestidor. Otros cuatro dormitorios, todos con baño en suite, completan esta planta, proporcionando privacidad y confort para todos los ocupantes. En el sótano, se encuentran el garaje, una bodega, trasteros y un espacio multifuncional que puede adaptarse a las necesidades del comprador.
Materiales que hablan de Mallorca
El uso de materiales locales es fundamental en este proyecto. La fachada incorpora la piedra seca de Santanyí, un material característico de la isla, que añade textura y resistencia.
Esta piedra se combina con elementos de madera tecnológica de Tarimatec, lo que otorga un contraste moderno y cálido al exterior de la vivienda. Los pavimentos de gran formato imitan la piedra y se extienden por toda la casa, incluyendo la piscina, creando una continuidad visual que refuerza la cohesión del diseño.
El diseño interior también mantiene esta conexión con el entorno. En la planta superior, se ha optado por un suelo vinílico que imita la madera de roble, aportando calidez y durabilidad a los espacios más privados de la casa.
Arquitectura funcional y estética
Este proyecto destaca por su capacidad para integrar forma y función. La arquitectura ofrece una imagen elegante, optimiza el uso del espacio y garantiza la conexión entre los interiores y los exteriores. Cada detalle ha sido cuidadosamente pensado para mejorar la vida diaria de los futuros residentes, asegurando que la casa sea un refugio de lujo, también un espacio práctico y eficiente.
La orientación y la distribución responden a las necesidades del mercado inmobiliario de lujo, sin dejar de lado la sostenibilidad y el mantenimiento a largo plazo. La elección de materiales duraderos, la conexión con el paisaje mallorquín y la adaptación a un terreno desafiante hacen de esta vivienda una pieza arquitectónica destacada en la isla.
La obra, que tuvo una duración de 24 meses, fue ejecutada por la empresa Building More bajo la dirección de Iván Cazorla. La dirección facultativa estuvo a cargo del arquitecto Jaime Salvá, con la supervisión de la ejecución material realizada por el arquitecto técnico Iñaki Fernández, de Coco Ingenieros.