PROYECTO: Nuevo centro de psicología Vila de Paz en Manacor
ARQUITECTO: arquitectura GMM
CIUDAD: Manacor (Mallorca)
TIPOLOGÍA: Viviendas
Espacios que transmiten la sensación de hogar y bienestar
El gabinete de psicología Vila de Paz es una perfecta simbiosis entre la psicóloga y su arquitecto, entre marido y mujer, un espacio nacido de una familia y destinado a la familia.
Recientemente ha abierto sus puertas el nuevo Gabinete de Psicología Vila de Paz en Manacor (Mallorca), un espacio soñado e imaginado por Sandra Pérez González, psicóloga directora del gabinete y hecho realidad junto con su marido, el arquitecto Guillem Mateos Muntaner, director del estudio de arquitectura e interiorismo mallorquín arquitectura GMM.
El proyecto parte de dos premisas básicas solicitadas por la psicóloga: la familia, en el centro de todo y los elementos fuego, tierra, agua y aire, provenientes de la cultura celta, representada ya en el propio logo corporativo del gabinete: el trisquel.
Como buena gallega, cuna de cultura celta, la psicóloga Sandra Pérez encargó al arquitecto que los espacios integraran estos elementos.
De ahí referencias como la chimenea (fuego) como centro de la sala de terapia familiar, el bosque y la cascada (tierra y aire) que presiden la sala polivalente en forma de mural retroiluminado o el naranjo del patio, símbolo de la raíz que nace de la tierra y se extiende hacia el cielo.
Un gabinete diseñado a modo de vivienda, para sentirse como en casa
La familia debía presidirlo todo y ser el centro a partir del cual girara el edificio. Esto era imprescindible, dada la fuerte convicción sistémica (todo reside en el sistema familiar) de este centro de psicología y su directora. Es por esto que se diseñó el espacio a modo de “vivienda”, donde hallamos diferentes salas ambientadas de tal forma que el usuario se sienta “como en casa”, huyendo de los estereotipos de una consulta de psicología entendida como un mero centro sanitario.
Este centro de psicología ofrece “algo más”, y el arquitecto quería dejarlo bien claro, con gestos como las salas destinadas a terapia individual: sala Karma, donde predomina el verde y sala Dharma, donde predomina el azul. Esta última ofrece una atmósfera mucho más cómplice gracias al diván y el sillón.
El gabinete cuenta con espacios para niños y adultos, como la sala Ananda que ofrece zona de reunión y estudio y como el espacio Namasté, destinado a la terapia familiar, que acoge al usuario en una sala de estar de lo más acogedora. Está presidido por sillones y sofás tipo chester en un suave tapizado aterciopelado, ubicados frente a una chimenea y librería tipo decó en blanco.
Las actividades complementarias como yoga, talleres, danzaterapia o nutrición tienen lugar en el salón Shanti, que bien sería aquel espacio donde un hogar recibe a los amigos y familiares para los actos más sociales.
El patio Om permite al centro apropiarse de un pequeño espacio de la naturaleza, gracias al árbol y el césped donde uno puede descalzarse y tocar “con los pies en la tierra”.
Exteriormente, el edificio debía ser sobrio pero elegante y rítmico, para dar paz y equilibrio. Además, debía tener una presencia significativa en su entorno, siendo éste una vía y arteria principal del municipio, de gran tránsito rodado y peatonal. Esto se consigue con una fuerte presencia corporativa del trisquel y el color verde sobre una fachada blanca, pura y neutra, ritmada con aperturas verticales equidistantes y decorada con luces led que se encienden al atardecer y permiten al edificio convertirse en un hito fácilmente identificable sin mucha necesidad de buscarlo.
Fotografías: Lluís Bort