El estudio de interiorismo canario Sergio Macías ha llevado a cabo el diseño interior de un elegante salón recreativo, el nuevo Play&Win de los salones Punto Zero, ubicado en el centro comercial Mogan Mall en Mogán (Gran Canaria).
Su chispeante diseño nos traslada al estilo glamouroso de un casino de película hollywoodiense, distanciándose de los encasillados salones de apuestas y bingos existentes por todo el territorio nacional, donde las máquinas tragaperras que incitan al consumo y a la apuesta suelen ser protagonistas.
Aquí el visitante se encuentra rodeado de un espacio distinguido y chic, que invita a tomar una copa relajadamente y, si se desea, también a probar suerte en el juego por puro placer y entretenimiento. Sergio Macías ha generado este ambiente a base de distintos elementos realizados con metal y con texturas aterciopeladas en dorado, que comparten escena con una decoración orgánica y una suave iluminación ambiental.
Una imponente estructura arbórea de metal dorado
El local cuenta con dos áreas; el bar y la sala de ruleta. Ya desde el exterior el nuevo espacio atrae todas las miradas gracias a una imponente estructura arbórea metálica de 4 metros, que hace alusión a los bombos dorados de los sorteos y que está ubicada justo sobre la barra del bar. La zona del bar presenta un aire ecléctico pero con toques art-decó y una línea cromática pastel. Se genera una atmósfera con una historia diferente a lo que suele ser común en este tipo de espacios.
Junto a la barra de bar, los revestimientos de papel con motivos selváticos en las paredes confieren un aire fresco y una sensación de profundidad que contrarresta con el frío metálico y con las luces de las máquinas, apaciguando un poco el ambiente cosmopolita y consumo.
La tapicería de las sillas y de las bancadas está realizada en un tejido aterciopelado en un tono amarillo muy intenso, casi dorado. Los taburetes del bar son de estructura metálica dorada, tapizados en negro.
La zona de ruleta se intuye a través de unas larguísimas cortinas metálicas doradas, que separan las dos áreas de suelo a techo. Estas cortinas cuelgan de los pórticos metálicos de cuarterones y cristal.
Este espacio, dotado de una iluminación más tenue y acogedora, cobra mayor amplitud visual gracias a los espejos envejecidos que cubren las paredes y parecen duplicar el espacio, además de aportar un encantador carácter un tanto retro al ambiente.
Fotografías: Pedro Benítez – Espacio La Lente