-El estudio de arquitectura e interiorismo Lucía Olano Lafita firma la rehabilitación de una casa centenaria situada en Barcelona siguiendo los estándares del passivhaus para convertirla en una vivienda unifamiliar eficiente y comprometida con el medioambiente transformando una antigua casa en el refugio para una familia.
-La rehabilitación energética de esta vivienda bajo los criterios del passivhaus consigue un ahorro del 63% en calefacción, refrigeración, ACS y electricidad en comparación con su coste antes de la rehabilitación.
-La vivienda ha sido incluida en el libro del V Congreso de Edificios de Energía Casi Nula (EECN) celebrado en Madrid en Noviembre de 2018.
El estudio dearquitectura e interiorismo de Barcelona Lucía Olano Lafita firma la rehabilitación de una vivienda unifamiliar de 300m2, construida en 1920, y situada en el barrio de Las Tres Torres de Barcelona, siguiendo los criterios del passivhaus o casas pasivas. Un sistema de construcción que permite controlar el gasto energético, convirtiendo la casa en una vivienda de consumo energético casi nulo, además de ser beneficioso para el medioambiente.
La casa, gemela a otra situada al otro lado de la calle, de origen modernista había sufrido varias modificaciones y ampliaciones posteriores a su primera construcción cambiando la fisonomía inicial. El primer objetivo fue la recuperación de las fachadas con el volumen original y diferenciarlas del resto de la vivienda, además de buscar la máxima relación con el exterior, por lo que se decidió bajar el nivel de la planta baja a nivel del jardín y recuperar los ventanales curvos de la época generando una mayor entrada de luz.
El segundo objetivo fue crear una vivienda que consiguiera el proyecto de familia. Un entorno en el que los espacios se conectaran a pesar de la rígida composición en altura de la casa. El elemento principal para generar dicha conexión fue la escalera. Para ello, se proyectó una escalera de sinuosas formas curvas con acabados de roble macizo y mortero de cal.
El tercer gran objetivo fue conseguir actualizar una vivienda construida en 1920 según las tendencias actuales, con materiales sostenibles y con un consumo de energía casi nulo. Gracias a la aplicación de los criterios passivhaus (aislamiento térmico, protección solar) así como la incorporación de diferentes instalaciones (climatización con aerotermia, pared radiante, deshumidificación y radiadores de baja temperatura) se ha logrado dicho objetivo obteniendo una temperatura estable de la vivienda casi todo el año entre los 22 y 24 grados y un ahorro previsto de 3.399€/año.
La vivienda unifamiliar – estilo
El resultado final obtenido después de la exhaustiva rehabilitación es una vivienda unifamiliar elegante, íntima y cálida, que cumple también uno de los principios básicos de la reforma: convertirse en el refugio para una familia de 4 miembros.
Todas las zonas están diseñadas bajo el mismo denominador común de elegante sencillez y austeridad. Es a través de los materiales (madera, mortero de cal o microcemento), colores y texturas utilizadas que se consigue esta armonía constante entre la construcción tradicional y la contemporánea. Colores muy naturales como el blanco, tierra, ocre y verde contrastan con el negro en pequeños detalles en los baños, las manillas, interruptores de luz o luminarias. Un todo que genera un lenguaje de elegante minimalismo y añade valor a todos los espacios de la casa.
La vivienda, dividida en 4 pisos se distribuye a través de la escalera. En la planta baja se organiza según la composición tradicional, hall, cocina con lavadero, sala de estar y comedor. En la primera y segunda planta, a ambos lados de la escalera, se accede a través de grandes puertas, que comunican los espacios de forma flexible, a las distintas habitaciones. Los servicios, situados también en ambas plantas, se esconden en unas cajas de madera lacada rallada (evocando las bovedillas de los forjados) cuyo panelado exterior camufla la verdadera identidad del espacio y ofrece un carácter de un simple armario. Finalmente, en la tercera planta, donde desemboca la escalera, se accede al estudio comunicado con una gran terraza con vistas a la montaña del Tibidabo y a los jardines de las casas colindantes. Un espacio bañado por la entrada de luz natural que entra a través de grandes ventanales.