El paisajista Javier Coves inaugura en las laderas de la Sierra Calderona a las afueras de Náquera  (Valencia) un espacio único: un jardín experimental de casi 4.000 m² donde se ensaya cómo deben ser los jardines del futuro, con más de 200 especies mediterráneas agrupadas por criterios hídricos que conviven en un ecosistema real pensado para observar y aprender el comportamiento de las plantas, y aplicarlo así al diseño contemporáneo.

Un espacio abierto al diálogo que tiene como objetivo generar paisajes vivos y sostenibles que evolucionan al ritmo de la naturaleza y de su entorno, así como servir de herramienta e inspiración para arquitectos y urbanistas.

El jardín como laboratorio vivo
Este jardín no es un escaparate ni un proyecto puramente decorativo. Es un espacio en constante evolución, diseñado para entender cómo responden las plantas al clima mediterráneo, al suelo, al agua o al paso del tiempo. Es un modelo de sostenibilidad aplicada, donde cada decisión se basa en la observación real y en la experiencia directa con el terreno.

Un enfoque radicalmente naturalista
Coves propone un paisajismo alejado del artificio, que no lucha contra el entorno, sino que lo escucha. Inspirado en los movimientos naturalistas europeos pero profundamente arraigado en el paisaje mediterráneo, sus jardines emergen con textura, ritmo y vida propia. Cada plantación es una coreografía vegetal que cambia con las estaciones.

Sostenibilidad más allá de la estética
Frente a la ilógica del “verde decorativo”, Javier Coves plantea jardines que regeneran, que respetan los recursos y que educan la mirada. “No se trata solo de usar menos agua, sino de repensar nuestra relación con la naturaleza y plantearnos por qué diseñamos jardines”, afirma. Su enfoque está alineado con el diseño consciente: respeto, observación, adaptación, belleza funcional y emoción.

Jardines que nos reconectan
En un mundo marcado por la prisa, la hiperconexión y la ansiedad urbana, los jardines de Javier Coves invitan a detenerse, a escuchar, a disfrutar de la brisa y los aromas. Diseñados para ser vividos, no solo contemplados, son espacios donde la naturaleza se convierte en experiencia sensorial y emocional. Convivir con insectos, con sombras, con la lluvia: todo forma parte de una atmósfera que nos devuelve al presente. Coves concibe el jardín como un refugio de sentido, un lugar donde recordar que somos parte de algo más grande, más sabio y más lento.

Un espacio de inspiración real para los arquitectos
El jardín experimental está abierto a visitas para arquitectos, estudios de diseño y profesionales interesados en integrar criterios sostenibles y bioclimáticos en sus proyectos. Es una herramienta viva al servicio del diseño. “Aquí pueden ver cómo se comportan las especies en condiciones reales, entender cómo dialogan entre sí y con el lugar, y encontrar inspiración para sus obras”, concluye. El espacio acoge además rutas botánicas, masterclasses de Paisajismo Mediterráneo impartidas por el propio Javier Coves y sesiones de fotografía para marcas afines a su filosofía.

Fotografías: Mariela Apollonio