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Benedetta Tagliabue diseña Kálida Sant Pau

 

Impulsado por la Fundación Kálida*, el centro es un proyecto transformador que inició su andadura en 2008 y que tiene prevista su inauguración durante el primer cuatrimestre de 2018.

 

 

Con la colocación de la primera piedra de Kálida Sant Pau nace un proyecto pionero, único en España,para proporcionar atención a las personas con cáncer. Un espacio en el que bajo un mismo techo encontrarán soporte práctico, emocional y social, de manera gratuita y abierta. Una atención que complementará sus tratamientos médicos y que recibirán en un espacio acogedor especialmente diseñado por la arquitecta Benedetta Tagliabue (Miralles Tagliabue EMBT) para sentirse acompañadas, informadas y entendidas. La Fundació Nous Cims y la Fundació Privada Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, con la colaboración de la Fundació de Gestió Sanitària de l’Hospital de la Santa Creu i Sant Pau son los impulsores de este centro que forma parte de la red global de centros Maggie’s, de la que recibe apoyo y colaboración y en cuya labor se ha inspirado para aplicar de manera local el proyecto.

Al lado de la unidad de oncología

Kálida Sant Pau estará situada a pocos metros del Servicio de Oncología, para que el paciente que salga del hospital –tras recibir el diagnóstico o el tratamiento– no deba  desplazarse para recibir información sobre lo que le preocupa o no entiende en ese momento. En Kálida le esperan un equipo de profesionales –enfermeras, psicólogos, asistentes sociales y terapeutas–, que le dedicarán el tiempo y la atención necesaria en todo momento, sin solicitar cita previa y sin necesidad de que le derive un médico.

Kálida está abierto a cualquier persona con cáncer, sea o no paciente del hospital, a sus familiares y amigos y se configura a partir de lo que cada persona necesita. En su interior, el usuario podrá relajarse en un ambiente de silencio y tranquilidad o, si lo prefiere, hablar y compartir emociones. Pero si lo que busca es información específica sobre las múltiples preguntas que generara su situación, el equipo de profesionales del centro pone a su servicio un programa de asistencia global, aprobado y supervisado por los equipos médicos del hospital, que mejorará su bienestar y calidad de vida. Todo en un espacio diseñado para que las personas se sientan como en casa.

Benedetta Tagliabue y Kálida

Benedetta Tagliabue y Enric Miralles conocieron a Charles Jencks en Edimburgo, tiempo antes de que a Enric le diagnosticaran un tumor cerebral, durante la construcción del Parlamento de Escocia, una de sus obras más reconocidas. Jencks, brillante arquitecto y paisajista, era viudo de Maggie Keswick Jencks impulsora de los Centros Maggie’s.

“Recuerdo el periodo del cáncer de Enric como un proceso bonito a pesar de todo”, rememora Benedetta. “Teníamos una vida muy activa desde el punto de vista profesional, dos hijos pequeños y, de pronto, te encuentras con lo inesperado, con lo que nunca creías que ibas a encontrarte, con algo que te hace parar de la noche a la mañana: un cáncer”, comenta.

Enric tenía que dar una conferencia en Houston y lo que iba a ser un viaje de trabajo se convirtió en un viaje vital. En el hospital, casi dándole la espalda, había una casita acogedora, denominada Place of Wellness, en la que un grupo de voluntarios ayudaba a aceptar la enfermedad y a sobrellevarla mejor a través de diferentes actividades. Enric y yo fuimos varias veces porque, realmente, allí conseguíamos sentirnos mejor.

Cuando Enric enfermó empezó a reflexionar sobre su trabajo y sobre cómo afectaba a la vida de la gente. ‘Soy un arquitecto amateur’, decía, y lo único que le daba felicidad era saber que con su arquitectura podía ayudar a mejorar la vida de los demás. De hecho, cuando hizo el Cementerio de Igualada lo hizo pensando que en un momento de tristeza necesitamos relajarnos y distraernos con cosas bellas: los guijarros del suelo, la cerámica de la pared.… Los centros Maggie’s son así, unen belleza y armonía, es algo que no se puede medir, pero está. Maggie Keswick Jencks, su impulsora, entendía bien la arquitectura, se quejaba de lo inhóspito de un centro hospitalario y quiso hacer algo distinto donde sentirte en casa. Así será Kálida Sant Pau”.

Kálida Sant Pau, arquitectura para la salud

Con una mesa amplia y acogedora, la cocina será el corazón del Centro Kálida Sant Pau, como lo es el de cualquier hogar. “Será un lugar donde al entrar te ofrezcan una taza de té para sentirte en casa y tener un momento de serenidad”, comenta la arquitecta Benedetta Tagliabue, autora del proyecto. “Queremos que la gente no sepa dónde está, que solo vea jardín, flores, que le inunde la luz. De hecho, estamos en el Hospital de Sant Pau, la obra maestra de Domènec i Montaner, alguien que tenía clara la idea de que la belleza cura y da paz”.

El Centro ocupará una parcela situada entre el nuevo Hospital de Sant Pau y el recinto modernista e incluirá un edificio de 400 m2, organizado en dos niveles de 200 m2 cada uno, y una zona de jardín dentro de la zona verde general. Su acceso principal conectará con la unidad de oncología del nuevo hospital mediante una zona pavimentada.

Pensado como un pabellón de jardín en el que los límites entre interior y exterior se desdibujan, el edificio ofrecerá una relajada atmósfera doméstica: confort, intimidad, luz y protección a las personas que no se consideran pacientes sino individuos en circunstancias inusualmente difíciles. Todas las estancias están rodeadas de verde y la vegetación propuesta controla las vistas desde cada punto, para hacer “desaparecer” el entorno hospitalario, y al mismo tiempo, poder utilizar las zonas exteriores sin sentirse observado desde los edificios altos que rodean la parcela.

La evidencia demuestra que un ambiente inspirador puede reducir el estrés y la ansiedad. Este centro deberá ser un espacio donde las personas puedan descubrir fortalezas –de las que no se habían dado cuenta –para maximizar su capacidad de hacer frente a la situación.

La planta inferior será un espacio abierto y flexible, proyectado como una secuencia de jardines y patios, donde se encontrará la cocina, el comedor, una pequeña biblioteca y una sala polivalente para llevar a cabo diferentes actividades. La planta superior (planta baja según la cota de referencia) se organizará como balcones interiores alrededor del doble espacio central del comedor. En la parte orientada al sur, hacia el recinto modernista, las persianas de madera crearán un filtro que resguarda la intimidad. El lado occidental se extiende hacia una amplia veranda, que estará protegida de la lluvia por un saliente profundo del techo. Las puertas corredizas de cristal abrirán el edificio a la naturaleza.

La fachada será un muro de ladrillo cerámico que dejará filtrar la luz, controlar las vistas, ventilar y seguir preservando la privacidad de las personas del centro. Su color, textura y composición combinados con piezas de cerámica, de geometrías y coloración diversa,  toman como referencia la riqueza ornamental de los edificios modernistas del recinto y quiere mantenerla creando grandes flores de colores dentro del histórico jardín del hospital.

Un proyecto que crece con la ayuda de todos

Durante estos años, la aportación de muchos pequeños y grandes donantes ha sido fundamental para conseguir arrancar el proyecto, y lograr que llegara hasta aquí. Animados por el interés común de mejorar la vida de miles de personas con cáncer, a ellos se han unido profesionales médicos de todos los campos, fundaciones, instituciones y empresas que han dado su respaldo incondicional a la creación del primer centro Kálida en Barcelona.

El Proyecto no ha hecho más que empezar por lo que la Fundación Kálida invita a la ciudadanía a sumarse para convertir el primer centro Kálida en el hospital Sant Pau en un centro de referencia. Para conseguirlo, quien lo desee puede unirse a la iniciativa a través de la página web www.fundaciokalida.org, enviando un correo electrónico a hola@fundaciokalida.org o a través de sus perfiles sociales en Facebook (@fundaciokalida) o Twitter (@fundaciokalida).